SHINee "Kiss kiss kiss"

"Eres como un sueño para mí, quiero ser tu sombra, para siempre poder estar junto a ti"

Arashi "Sakura sake"

"Estos sueños sin nombre han brotado, no mires hacia atrás porque no hay un mañana detrás de ti, mira hacia adelante"

SNSD "All my love is for you"

"Incluso si estas muy lejos de mí, solo cierra los ojos y mi corazón estará cerca de ti"

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RECOMENDACIÓN DRAMA!!! RECOMENDACIÓN PELÍCULA

Ayudante de Cupido-- Capitulo 3°- "¿Viviendo con el Enemigo?"

Su respiración aún era todo un caos y los latidos de su pobre corazón eran tan fuertes e incesantes que parecían taladrar sin tregua sus oídos y desmoronar en desenas de pesados su cabeza. Mantenía su mirada gacha, observando solamente como sus pies se movían por voluntad propia guiándola por las solitarias calles de la ciudad con JaeJoong tras de ella.

Trató enfocar sus ojos hacía el chico que después de lo hablado minutos atrás, no había vuelto a dirigirle la palabra, en realidad ninguno de los dos lo había hecho. La sola idea de tener que encararlo, le devolvía velozmente a la mente la oferta que le había propuesto y la cual sin más, sin tener duda o pensar al menos en las posibles consecuencias, había aceptado casi desesperadamente como si esta fuese su única salida… como si él fuese su última oportunidad.

Sus mejillas se sonrojaron ligeramente ante ese súbito pensamiento, y… ¿si en verdad cumplía su promesa?, que ocurriría si realmente JaeJoong conseguía que el corazón de Lee Min Ho le perteneciese solo y exclusivamente a ella, pero ¿Cómo haría semejante hazaña?. Estaba consciente que su situación no era nada fácil, por lo que no podía pensar que el chico simple y sencillamente se acercaría a Min Ho para que como por arte de "magia" este finalmente terminara loco de amor por ella, eso era prácticamente imposible ¿no es verdad?.

-Acaso piensas que pasemos toda la noche bajo la intemperie.- Escuchó esa fría voz tras su espalda, logrando que despertara de su ensoñación.

 Se giró sobre sus talones solo para encontrarse a JaeJoong parado frente a las puertas de su departamento, recargando todo su cuerpo sobre uno de los pilares manteniendo sus ojos al parecer cerrados. Su mente se mantenía tan ocupada en toda esa situación que no se dio por enterada en el segundo en que ambos habían llegado a su destino, por lo que aun cohibida por todo lo que había vivido en el día de hoy saco sus llaves y sin más le permitió el acceso al interior.

-Espero que te sientas cómodo.- Habló más para sí que para el chico, el cual por su parte examinaba cuidadosamente el lugar en donde permanecería por algún tiempo, como un cazador que prepara su territorio antes de comenzar con la matanza de sus presas.- Ahora que lo pienso…-Su tono intrigante llamó la atención de JaeJoong, deteniendo sus intenciones de seguir.- ¿Cómo sabías donde vivía exactamente?.- Cuestionó sorpresivamente.

Estaba convencida que esa era la primera vez que el joven visitaba su hogar, por lo que aún no comprendía cómo era que sabía con tanta precisión la ubicación, llegando incluso a interrumpir sus pasos durante el trayecto evitando que pasara de largo.

-Intuición supongo.- Mintió descaradamente mientras sonreía con discreción, aprovechando que se encontraba de espaldas a la castaña.

No podía evitar asombrarse ante el hecho de que a pesar de que la chica era tan torpe y atolondrada, está contaba con una pisca de suspicacia demasiado peligrosa para sus planes. Debía de ser cauteloso, mucho más que en todas sus pasadas misiones o de lo contrario, la pequeña Shin Hye terminaría por descubrir su identidad y sus descabelladas intensiones mucho antes de lo previsto.

-Sígueme, te mostrare tu habitación.- Informó a JaeJoong antes de perderse entre los pequeños y oscuros pasillos de la zona.

Solo tardaron algunos pares de minutos cuando ambos se hallaban delante de aquella enorme puerta de madera tallada.

-Es aquí, por suerte está en buenas condiciones.- Le dijo algo nerviosa al ver como nuevamente, el chico se dedicaba a explorar todo a su alrededor con sumo detalle.- Si te disgusta podría ofrecerte la mía.- Brindó inocentemente, notando como sus comentarios habían hecho que el joven dejara de lado su tarea para ahora contemplarla, encaminándose paulatinamente hacia su persona.

-Si en la oferta también incluyes que tú me acompañaras durante toda la noche, hasta podría pensarlo.- Jugó con arrogancia, originando que la dulce mirada de Shin Hye desapareciera abruptamente, siendo reemplazada por una fuerte capa de furia y frustración dedicadas única y exclusivamente para él.

-Eres detestable Kim, ¿lo sabías?.- Soltó molesta de ver como ese chico enserio no se cansaba de divertirse a costa de ella y su paciencia.

Lo vio el alejarse justo después de sonreírle, posando ahora su interés en un punto específico de la habitación. De inmediato un desagradable escalofrío la recorrió de pies a cabeza, provocando que sus manos se movieran nerviosas sobre su uniforme, creyendo escuchar antes de tiempo la pregunta que JaeJoong le hacía referente a las personas que "felizmente" enmarcaban aquel cuadro familiar que sostenía consigo.

-¿Porque vives lejos de tú familia?.- Interrogó sin más aun con la fotografía entre sus manos.

Sus oscuros ojos estudiaron con mesura a cada uno de los individuos en esa imagen. Todos parecían tener los mismos rasgos, claro a excepción de cierta castaña que obviamente desentonada entre todas esas miradas tan orgullosas y llenas de soberbia, como un pequeño y tierno corderito rodeado por hambrientos lobos.

-Todos murieron...- Fue la hueca respuesta que salió de su boca.

Automáticamente le miró de frente, algo había en esas palabras que no acababan de convencerlo del todo, como si en esas escasas letras se ocultara algo demasiado grande y amargo… un secreto demasiado oscuro.

-Será mejor que te deje desempacar, así me dará tiempo para hacer la cena.- Se excusó para zafarse del tema. Tomó por segunda ocasión la perilla entre sus manos y cerró la puerta dejándolo totalmente solo.

-¿Qué es eso que escondes pequeña?.- Se dijo para sí mismo al dirigir su interés hacía esas personas que rodeaban a la castaña dentro de la fotografía.

Si mal no recordaba, en el informe que le fue entregado por su hermano, no decía absolutamente nada sobre que la familia de su nueva víctima estaba muerta, así que no entendía que razones tan poderosas tenía Shin Hye para afirmar todo lo contrario.

Caminó sigiloso de no levantar sospechas, abriendo la puerta que le separaba del exterior para así poder vigilar a la joven. Podía leer claramente ese desconocido sentimiento que emanaba de lo más profundo de su ser, aquel que obviamente intentaba sepultar y esconder de todos… pero con él, eso era imposible. El abandono, el rencor y hasta el odio se mezclaban dentro de ella de una forma impresionante. Era como vislumbrar a una bomba de tiempo que solo esperaba el momento justo para activarse y causar la destrucción… pero ¿Por qué?.

-Ahora comprendo, porque razón despertaste la curiosidad en ese desquiciado.- Sonrió con prepotencia al recapacitar y digerir su leve descubrimiento.

Se retiró de la puerta desactivando su poder, rememorando aun esa idea transitar por su mente. Siempre lo había imaginado, pero ahora ya no le cabía la menor duda… su hermano era un demonio siniestro, uno que desde luego estaba más que dispuesto a alimentarse de un alma mortal tan perdida y rica en todo tipo de sentimientos como Shin Hye.

Un alma que al momento de culminar su trabajo, sería capaz de incrementar considerablemente los poderes de ese mal nacido, dejando al final del juego un cascaron tan vacío, que no estaba seguro si después de toda la desgracia que iba a ocurrir, esa niña lograría siquiera llevar algo parecido a una "vida".

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No quería pensar en nada más, sencillamente deseaba irse a su propia habitación y dormir hasta el día siguiente o incluso hasta el siguiente a ese. Su nerviosismo aún era notorio en sus movimientos, al igual que el frío sudor que recorría su frente con el solo recordatorio de la respuesta que le había dado a JaeJoong.

Por esa razón se había negado ante la directora a hospedarlo. Para no tener que llegar a dar explicaciones sobre su familia y… su doloroso pasado. Aquel que desde hace un poco más de tres años había aprendido a sobrellevar como un mal recuerdo o una cruel pesadilla más.

-Adelante.- Anunció confiadamente ante la persona que tocaba en las afueras de su casa y quien seguramente se trataba de uno de sus amables vecinos, siendo ellos y sus amigos lo más cercano que tenía a una verdadera familia desde que había llegado a la ciudad esa horrible noche de tormenta.

Entró a la cocina mientras escuchaba como la puerta era abierta, percibiendo el resonar de las pisadas de aquel desconocido que caminaba dentro de su propiedad.

Los segundos transcurrieron hasta que aquella sombra extraña la vio el regresar al área del comedor. Su largo cabello castaño se agitaba con elegancia gracias a la calurosa brisa que se colaba por las ventanas, regalándole a la vista un hermoso perfil del rostro de Shin Hye. Sentía su sangre recorrerlo enloquecida al verle caminar con aquel par de vasos de cristal que sostenía con sus delicadas manos, pareciéndole aun algo irreal el poder haberla encontrado después de tantos años de búsqueda, los cuales sin duda habían hecho maravillas con la chica que aun ignoraba su presencia.


-Lee-LeeTeuk…- Articuló con suma dificultad al borde del pánico, dejando caer en un descuido uno de los vasos de cristal que cargaba consigo.

-Es un verdadero alago que no te hayas olvidado del nombre de tú protector.- Le dijo entre una inusitada mezcla de furia y felicidad.

Tragó pesadamente al verle aproximarse a ella, viéndose en la necesidad de retroceder cada vez que él se acercaba. Miró aquellos ojos tan iguales a los suyos, preguntándose mil y un veces, ¿Cómo es que había dado con ella?.

-Te lo advertí, primita… te dije que jamás lograrías escaparte de mí.- Confesó casi leyéndole el pensamiento. Sonrió victorioso al ver como el camino de su prima se veía bloqueado por la pared sin dejarla con más espacio para huir, mostrándola total y completamente a su merced, tal y como siempre lo había sido y como seguirá siendo a partir de ahora.

-Por favor, vete.- Sus palabras se agolpaban en el fondo de su garganta sin poder salir con la fuerza e impulso que deseaba.- Ya tienes todo lo que deseabas… la fortuna de mí padre es tuya.- Su miedo aumento al ver su gélida mano posarse en su tersa mejilla, creyendo por un segundo en que la golpearía por su comentario así como las tan incontables veces que lo había hecho en el pasado, sin embargo, se equivocó.

Su caricia era brusca y sin delicadeza dejándola tan rígida como una roca. Le observó subir su otra mano para tomar su rostro por entero y así recargar su frente contra la suya en un gesto casi desesperado. No quería tenerlo cerca, la sola sensación de su roce le causaba malestar y el resurgir de aquellas terribles experiencias que solamente revivían en las penumbras de sus sueños.

-Te equivocas, aun no tengo todo lo que deseo.- Su cálido aliento chocaba contra su cara percibiendo aún más la humedad de sus lágrimas que ya cansadas de ser retenidas por sus ojos se deslizaban una seguida de las otras en un silencioso y taciturno llanto.- Tal vez esa sea la razón por la que me obsesionas al punto de la locura… porque has sido lo único a lo largo de toda mi vida que no he logrado tener.-

Su voz corrompida se apagó al chocar su boca sobre la suavidad de su mejilla en una especie de beso, combinándose el sabor de su piel con el de las lágrimas que aun escurrían, dándole un toque que para él era por demás… embriagador.

Desvió su rostro lo más que podía de su contacto, desquitando todo sentimiento de rabia, terror e impotencia contra aquel vaso de cristal que logró salvar y el cual contrajo con mayor fuerza al sentir los húmedos labios de LeeTeuk moverse por la curvatura de su cuello como si deseara marcarla como algo más de su propiedad.

-No tienes idea, de cuantas noches venía a mi mente el dulce sabor de tú piel.- Le dijo extasiado de poder tocarla de nuevo.

Oprimió sus ojos con ímpetu sintiendo nauseas. No deseaba recordar nada, no quería revivir esos momentos tan llenos de horror. Esas interminables noches en que permanecía a la vigilia, siempre atenta y en guardia ante la menor provocación de que aquel ser que se hacía llamar su "protector", ese demonio con cara angelical que ahora la tocaba con descaro, no pretendiera aprovecharse de ella como en tantas ocasiones intento hacerlo sin resultado.

-¿Interrumpo?.- Se manifestó con firmeza el recién llegado.

Buscó casi de forma desesperada al portador de aquella voz, sintiéndose por primera vez desde que lo conocía, feliz de verle aparecer.

A pesar de todo lo que sentía, su semblante se exponía sereno y tranquilo, imperturbable para aquel que lo vislumbrara. No obstante, sus músculos estaban rígidos por la presión y por el deseo que reprimía de impactar sus puños sobre el rostro de ese imbécil que por una u otra razón y de las cuales no le importaban, se había atrevido a tocar a su preciada "victima", algo que solo podía y tenía que ser de él… al menos antes que nadie más.

Analizó detalladamente al chico que aun sostenía a Shin Hye de la mano, notando que sus rasgos le eran demasiado conocidos. ¡Por supuesto!, era uno de los que aparecían en ese retrato que se mantenía en su habitación y de los cuales la castaña le aseguraba fervientemente que estaban "muertos".

Rugió molesto dirigiéndole una mirada despectiva a Shin Hye… ¡¡quien rayos se creía esa niña para tacharlo por idiota!!", ya tendría tiempo para echarle en cara su acción, por el momento le era más trascendente, encargarse de ese tipo que despedía un aura tan oscura y perturbadora que lo convertían sin duda en un peligroso rival.

-¿Quién diablos eres tú?.- Cuestionó sin más LeeTeuk ante la presencia de JaeJoong, quien simplemente se limitaba a sonreír de forma presuntiva y altanera sacándole de quicio.- Acaso eres sordo...- Lanzó agresivamente sobresaltando a la chica que se mantenía forzadamente a su lado, la cual parecía intercambiar miradas de auxilio con el joven dios.

Frunció el entrecejo ante esa visión, pasando por su mente la idea de que ese chico era la pareja de la joven que le trastornaba día con día la razón.

-¿Vives con él?.- Ahora se dirigió a Shin Hye, quien exclusivamente se limitaba a bajar su rostro para evitar verle.- ¡Respóndeme!.- Exigió de forma violenta, perdiendo el increíble control del que era característico ante el silencio de su prima. La sola idea de que ese tipo compartiera la mima cama que la castaña, le desgarraba las entrañas enloqueciéndolo más.

Oprimió con mayor rigor la frágil muñeca que la sostenía unida a él, oyéndole soltar un sonoro quejido de sufrimiento.- Habla… o partiré tú muñeca en dos.- Amenazó a la chica que ahora lloraba ante el increíble dolor que sentía dividiría en cualquier momento su extremidad.

-Tú lo has dicho, vivo con ella… ¿Algún problema con eso?.- Soltó altivamente casi escupiendo el veneno en sus palabras.

El silencio se hizo inminente después de ese comentario por parte de JaeJoong, quien por su parte, no podía entender la sensación de alivio que se esparcía en su interior al ver como LeeTeuk liberaba a Shin Hye de su agarre.

-Si esas eran todas tus dudas, márchate por donde viniste.- Sentenció duramente, llegando a los límites de su corta paciencia por un día.

Ahora su semblante era distinto, dejando atrás esa serenidad e indiferencia perpetua que parecían haberse evaporado en el ambiente.

-Te aseguro que esto no se quedara así.- Le dijo Leeteuk aparentemente calmado, al tiempo en que se acercaba de nueva cuenta a la chica que desde hace algunos segundos permanecía sentada en el suelo. Tomó su delicado mentón y aproximó su aun molesto rostro al de ella para concluir con lo que había venido a hacer desde un principio.- No pienses que te has librado de mí primita, tú me perteneces y siempre será así… te guste o no.- Susurró en su oído causándole el más puro terror ante lo que pudiera hacerle ahora que había dado con ella después de tres años de haber escapado de su constante asedio.

 Acarició su mejilla con perversión y depositó un súbito beso ante la mirada fulminante de JaeJoong, quien no sabía cuánto tiempo más resistiría el enorme deseo que contenía por destrozar el cuerpo de aquel que lastimó tanto física como emocionalmente a Shin Hye.

-¿Por qué mentiste?.- Fue todo lo que preguntó JaeJoong cuando la puerta se cerrara bruscamente, dejándolos por fin libres de ese sujeto que tanto temor parecía influir en la pequeña castaña. Los minutos transcurrieron, en donde ni una sola respuesta en su defensa se hizo presente.–¿Tanto fue el daño que te causó él y tú familia que los diste por muertos?.- Confirmó con recelo contestándose más para sí mismo que para la joven que parecía perdida en una lejana dimensión.

Su cuerpo tembloroso y su cabeza recargada entre sus rodillas la mostraban como un animalito herido que solo esperaba el momento preciso para caer y dejarse morir.

-No pienso hablar… así que déjame sola.- Manifestó entre sollozos, pensando que después de eso JaeJoong respetaría su decisión. No deseaba decir nada que le recordara la pesadilla por la que atravesaba años atrás, simplemente quería estar así… llorando, llorar por horas enteras hasta que las amargas lágrimas que derramaba se llevaran todo el pesar, toda la agonía y todo el peso del pasado que caía cual pila de concreto sobre ella.

-Muéstrame tú brazo.- Mandó en tono indiferente, halando del brazo que inconscientemente oprimía contra su pecho. Tocó un punto de su mano, escuchándose en el acto un pesado crujido sobre el hueso de la extremidad.

Todo lo que había dicho sujeto había sido cierto, en verdad había intentado destrozarle la mano a Shin Hye. Soltó un fastidioso suspiró, odiaba tener que involucrarse de más en asuntos que no le inmiscuían en lo absoluto, pero odiaba más tener que cargar con aquella extraña sensación de disgusto que se apoderaba de él y la cual aumentaba cada vez que veía como esa torpe niña trataba de disimular su malestar frente a él.

-Escucha lo que diré porque no lo pienso repetir.- La vio prestarle toda su atención después de eso.- Trataré de curarte al menos hasta mañana, así que pase lo que pase no mires, no hables y no preguntes nada, ¿entendiste?.-

El movimiento de su cabeza en forma afirmativa le hacían entender que comprendía, así que sin perder más el tiempo volvió a ordenarle que cerrara sus ojos, no correría el riesgo de delatar sus habilidades y mucho menos su verdadera identidad así de fácil frente a la chica.

Sus ojos adquirieron esos rasgos bestiales por naturaleza, permitiéndole a sus manos ser cubiertas por un resplandor azulino. Las colocó por encima de las de Shin Hye y ágilmente comenzó a actuar. Sonrió con arrogancia y algo de orgullo al ver como las muecas de molestia parecían disminuir del rostro de la pequeña castaña, signo de que no faltaba mucho para terminar con su ante impuesta tarea. Desactivó su poder y sacó un diminuto frasco de sus ropas.

-Esté preparado es algo desagradable pero bastante efectivo.- Le previno sin demora.

Amplió aún más su inpersibible sonrisa al verla arrugar su nariz ante el olor. Cogió un poco de aquella cremosa medicina y la distribuyó en los contorno de la lesión.

-Demonios...- Se dijo algo irritado al ver que no contaba con que vendar la mano de esa niña, por lo que no tuvo más opción que desgarrar parte de su camisa y usarla como algo improvisado.- He terminado.- Avisó sin más mientras se ponía de pie dispuesto a irse a su habitación, sin embargo, no pudo dar más que un par de pasos cuando la mano de Shin Hye detuvo la suya.

-Espera…- Pidió se parara solo por unos segundos.

Deseaba preguntar qué es lo que había hecho para disminuir tan abruptamente su dolencia pero estaba consciente que tenía que respetar la petición que el joven le había hecho, así que lo único que le restaba era agradecerle por su trabajo.

-Sé que no estabas en ninguna necesidad de ayudarme…- Empezó a decirle al chico que aún se mantenía de espaldas a ella negándose a mostrarle el rostro, notando como sus palabras parecían de alguna forma que no entendía del todo, molestarlo. Como si ayudarla no hubiese sido lo correcto, al menos no para él.- Aun así lo hiciste… gracias por preocuparte por mí, JaeJoong…- Pronunció con suavidad y timidez su nombre por primera vez.

-Como sea.- Liberó su mano de mala gana y siguió con su camino hasta llegar a la puerta que lo separaría de esa torpeza de mujer.

 Viró su rostro con disimulo, viendo a Shin Hye irse también hacia su propia habitación.

-Si yo fuese tú, no estaría dando tan pronto las gracias.- Terminó de decir en el momento en que la puerta de la chica se cerraba a sus espaldas.

La oscuridad lo recibió de inmediato al entrar, no importándole en lo absoluto el encaminarse entre las sombras que se exponían en su andar, al fin y al cabo, eso siempre había sido parte de su "encantador" trabajo desde que tenía uso de razón.

Se dejó caer sobre la mullida cama dirigiendo su atención hacia el techo, dejando que los minutos rápidamente y sin notarse se transformaran en horas.

-¡Maldición!…- Se dijo con furia. Se sentía como un completo idiota al recordar el melodioso sonido que su simple nombre tomaba al ser pronunciado por esa torpe niña, pero sencillamente y aunque le costara admitirlo, había sido tan…

-Increíble…- Pronunció sin prevenirlo, porque sinceramente así le había parecido, tan semejante al canto de un ángel que intenta salvar desesperadamente a un demonio de las garras del mal, no obstante…

- ¡No!, una estupidez como esa no puede afectarme tanto.- Se apresuró a decir levantándose de golpe de la cama. Tenía que darse prisa y terminar con la misión, no podía perder más el tiempo y mucho menos permitirse así mismo que ella lo aturdiera y confundiera más o de lo contrario a este paso, pronto él dejaría de ser el cazador para convertirse en la presa.

 __________

El día había avanzado de lo más tranquilo y el dolor en su muñeca ya casi no era persibible, por lo que solo necesitaba resistir una hora más con Yoo Chun sa bom nim para poder retirarse tanto sus compañeros como ella a un merecido descanso.

Una extraña incomodidad se instaló en lo hondo de su pecho al notar como en todo el transcurso de la clase, Yoo Chun no hubiese intentado absolutamente nada para lograr imponerle el castigo del día o provocarle para una detención al menos. Seguramente algo tramaba ese hombre en su contra. Trató de ignorar aquello y terminó de anotar las ecuaciones de la pizarra, sintiendo un gran alivio al escuchar el tintineo de la campana que indicaba el final de las labores por esa hora.

-Pueden salir, con excepción de ti Shin Hye.- Le informó a una molesta castaña que no se esperaba menos de su "queridísimo" profesor.

 Dejó de nuevo su mochila en su pupitre, viendo con decepción como todos se iban a disfrutar del receso menos ella.

-¿Que te ocurrió en la mano?.-

Escuchó por parte de Yoo Chun, quien borraba indiferente la pizarra en el segundo en que ambos estaban totalmente solos.

Sus ojos caramelo se abrieron algo sorprendidos ante eso, así que ¿Yoo Chun sa bom nim le detuvo solo para preguntar por su estado?, eso era lo último que se esperaba del hombre que día con día se esforzaba constantemente por hacerle ver lo mucho que la "detestaba" y cuanto disfrutaba haciendo su vida casi imposible en la escuela.

-Fue un… accidente, solo eso.- Mintió para no tener que darle al joven profesor más explicaciones y detalles de los que debería. Aun así, sus palabras no parecieron convencerlo ya que en un dos por tres, lo tenía frente a ella examinando por cuenta propia su lesión.- En verdad no es nada grave.- Intentó de nueva cuenta razonar con él.- JaeJoong hizo un excelente trabajo en curarla.- Sonrió de forma involuntaria al recordar lo sucedido, ignorando completamente la reacción que sus comentarios ejercían en Yoo Chun.

 Soltó su muñeca con cuidado y caminó de regreso a su escritorio para acomodando sus papeles.

-Solo has pasado un día con él y ya lo llamas por su nombre.- Recriminó con tal espontaneidad que aquella incomodidad que sintiera nacer dentro de su pecho, ahora se difuminada.

 Su voz se oyó distinta, como si estuviese haciendo un gran esfuerzo por ocultar una extraña furia contenida que ella desde luego ignoraba a que se debía.

-Ayer ni siquiera lo querías en tú casa y mírate ahora….- No termino de hablar, no diría nada que pudiera comprometer su trabajo y su imagen frente a la chica que aun sin saber sus sentimientos hacia ella, ya lo maldecía por sus persistentes y ridículos castigos, y todo por poder estar por al menos algunos minutos más a su lado.- En fin es algo que no me importa… lo que si te recomiendo que hagas es ir a la enfermería con la doctora Bo Ri, estoy seguro que ella hará un mejor trabajo que el joven Kim.- Contrajo su portafolios entre sus manos al decir el nombre del pelinegro, no pudiendo evitar que la imagen que había presenciado ayer de ese tipo tocando el rostro de su alumna, se plasmara en sus memorias de forma desagradable, aumentando aun más su resentimiento hacía él al estar consciente de que en su condición de "profesor" jamás podría hacer nada para evitarlo.

-Así lo haré, Yoo Chun sa bom nim.-

 -Eso espero.- Se despidió de ella para abandonar el salón de clases.

Tomó su mochila y de igual forma se retiró. Sus pasos eran calmados y sin prisa, a decir verdad no tenía ninguna intención de ir a la enfermería pero conociendo como era su profesor cuando se trataba de desobedecerlo, sus pies por inercia retomaban el rumbo perdido.

-Doctora Bo Ri.- Llamó Shin Hye a la joven mujer de largos cabellos castaños que se encontraba en el pasillo al parecer a punto de salir de emergencia.

-Shin Hye, que te trae por aquí… ¿acaso vienes a consulta?.- Preguntó algo preocupada al ver la mano vendada de la chica.- Al parecer no es nada de cuidado.- Se apresuró a decir al ver que la joven no mostraba indició alguno de molestia.- Por favor discúlpame, por el momento no puedo revisarte con más detalle ya que tengo un llamado del hospital, pero mi asistente se encargara, vamos pasa… él se encuentra a dentro.- Le dio un último vistazo a Shin Hye antes de marcharse velozmente.

Dio unos cuantos golpes a la puerta en espera de que alguien le abriera pero nada, al parecer ni una sola alma se encontraba en el interior. Sujetó la pequeña perilla entre su mano libre y abrió la puerta. Desfiló un poco por el lugar, no viendo más que algunas cajas de medicamentos y vendajes que aún no eran sacados de sus empaques…¡donde estaba el dichoso asistente de la doctora!, se suponía que estaría ahí pero tal parecía que todos tenían cosas más importantes que hacer que estar en sus respectivos sitios de trabajo.

Cansada de esperar se dirigió a la puerta de salida decidida a irse, ya se encargaría ella de explicarle a su profesor, por el momento disfrutaría del poco tiempo que le restaba antes de que la molesta campana sonara indicando su regreso a clases.

Estaba por retirarse cuando un ligero sonido proveniente de una de las puertas de la enfermería llamó su atención. Se acercó más hacía el origen de tal ruido, reaccionando algo tarde ante las decenas de cajas que caían sobre ella en compañía de aquel pesado cuerpo que sin más la había embestido hacía el duro suelo al haberle bloqueado el paso.

-Oye, ¿estás bien?.- Escuchó decir cerca de ella después de algunos minutos.

Poco a poco el peso de las cajas sobre su cuerpo fue menos, sintiendo como el aire abruptamente robado regresaba de nueva cuenta a sus cerrados pulmones. Llevó su mano a su cabeza tratando con ese gesto el de disminuir la punzada de dolor que amenazaba con ser insoportable, obligando a sus ojos a que se acostumbraran levemente a la luz del sitio una vez los tuviera bajo el efecto del percance.

Sintió una mano posarse en su mejilla intentando despertarla, así como la suave y relajante respiración de esa persona que aún se hallaba sobre su persona, ¿tan cerca estaban el uno del otro?. Hizo un nuevo esfuerzo por abrir sus ojos, provocando que su rostro enrojeciera ferozmente al descubrir la identidad del individuo que tan preocupado la llamaba a reaccionar.

Su oscuro mirar la examinaba curioso, ya que nunca había conocido a una chica que presentara tales signos con solo verle.

-Por un momento pensé que estabas enteramente inconsciente.- Le dijo aún muy cerca de su rostro.

Tragó con fuerza al verla de cerca y despierta… era hermosa, demasiado para ser una alumna más de ese instituto.

 -"Que extraña sensación".- Divagó entre sus pensamientos. Se sentía inquieto y nervioso, inclusive podía percibir como su pulso empezaba a elevarse con solo posar sus ojos sobre esa niña que aún estaba bajo su cuerpo. Era tan cálida, tan suave e indefensa ante lo que pudiera hacer él, que despertaba en su interior un extraño sentimiento que no sabía con exactitud cómo interpretarlo, de lo único que estaba enteramente seguro, era que esa sensación le agradaba bastante como para hacer caso omiso de ella y dejarla ir.

Sonrió con algo de extrañeza al ver como Shin Hye intentaba ponerse en pie, sin embargo, con él sobre ella era casi imposible, solamente conseguía que el diminuto espacio que había entre ambos fuera aún más reducido si eso ya era posible, aumentando con eso su sonrisa y su deseo de permanecer lo más cerca de esa niña aún desconocida por él.

-¿Cómo te llamas?, no recuerdo haberte visto antes por aquí.- Le cuestionó mientras le ofrecía su mano para ayudarla a erguirse.

-Me llamo Park Shin Hye.- Susurró débilmente pero lo suficiente para que el chico le oyera.

Su corazón latía desbocadamente al ver con sus propios ojos como lo que siempre había creído tan lejano e imposible se encontraba a tan solo un par de pasos frente a su persona, cosa que solo en sus sueños más irreales conseguía que se acercara a su realidad.

-Yo soy Lee Min Ho, y es un placer conocerte Shin Hye.- Se presentó oficialmente frente a la castaña.

Una angelical sonrisa se enmarco en su cara al oír su nombre salir de los labios de ese joven que tanto caos ocasionaba dentro de su ser, pareciéndole un momento tan "perfecto" que dudaba que fuese algo enteramente real.

-Me disculpo por lo de hace un momento, no debí salir del almacén con todas las cajas a la vez.- Se justificó algo apenado con la chica que tuvo que pagar las consecuencias de no haber hecho caso a la doctora Bo Ri cuando le advirtió que todas las cajas deberían ser retiradas una por una y no al revés.

-Pero dime, en que te puedo ayudar.- Trató de no pensar más en ese pequeño inconveniente y mejor se dedicó a invitar a Shin Hye para que tomara asiento. Notó que aún se encontraba algo perturbada por el golpe, así como también la "improvisada" venda que cubría parte de su mano izquierda.- Déjame revisarte, imagino que has venido por tú mano.-

 -No es nada, en verdad.-

 -Aun así te voy a revisar, de ninguna manera puedo permitir que andes por ahí en esas condiciones… que clase de futuro doctor sería.- Bromeó con ella asiendo posesión de su mano, la cual empezó lentamente a desvendar ignorando las negativas de la castaña que insistente le decía que no era necesario.- Tienes una ligera inflamación pero nada de cuidado.- Informó mientras se acercaba a una de las cajas para sacar uno de los paquetes de vendas.- Solo no muevas tú mano y no hagas ninguna clase de esfuerzo y te garantizo que en un par de días estarás como nueva.- Terminó de vendar su mano y dedicarle a la vez una dulce mirada que estuvo a punto de ocasionarle un colapso nervioso.

-Gracias, Min Ho.- Hizo una reverencia como agradecimiento y retomo sus pasos hacia la puerta de salida de la enfermería.

 Quería estar sola, lejos de todas las miradas y de todas las personas por algunos minutos al menos para tratar de digerir con cuidado todas las emociones tan intensas que burbujeaban casi al punto de ebullición dentro de ella.

-Shin Hye...- La llamó con calidez.

 Detuvo sus pasos al escuchar su gruesa e infantil voz resonar en sus oídos, sintiendo como un escalofrió la recorría de pies a cabeza cuando Min Ho sujetara de su mano para detenerle.

-¿Te gustaría ayudarme mañana a acomodar todas estas cajas?, me serías de mucha ayuda… sin mencionar que tendría una agradable compañera para poder trabajar mejor.- Se aventuró a decir con su acostumbrada naturalidad, recibiendo solo como respuesta el movimiento de su cabeza en manera afirmativa.

Sus rojos ojos no habían perdido un solo detalle de todo el "numerito" que ambos jóvenes hacían, considerándole en lo particular algo por demás patético. Cualquiera que los viera hablando de esa forma tan amena y cordial los tomaría por una pareja feliz, ignorando obviamente que cada palabra y acción de ese chico estaban fríamente calculadas por su mano. Por un momento pensó que sería algo más emocionante usar sus poderes en ese tonto mortal, pero se equivocó, ya que su estúpida y débil voluntad no había puesto ninguna clase de resistencia quitándole por supuesto toda la diversión.

-Disfruta estos momentos mientras puedas pequeña Shin Hye...- Sus ojos adquirieron un brillo peligroso al estar consciente de que la primera parte de su misión estaba hecha y solo era cuestión de tiempo para poner en marcha las siguientes hasta el momento final.- Porque te aseguro que tú "lindo" espejismo no durara por siempre.- Soltó con rabia al ver como ese joven la guiaba de la mano hacia la puerta para ambos perderse aun juntos en los pasillos del instituto.

 __________

Circulaba de un lado al otro de la habitación pareciendo un león enjaulado. Estaba furioso, deseando tener por solo unos minutos el rostro de Min Ho, para así poder darle su merecido por haber intentado besar a Shin Hye, algo que si no hubiese sido porque él interrumpió el "mágico momento", hubiese conseguido cuando trajo a la pequeña torpeza al salir del instituto.

Sabía que algo como eso iba a suceder tarde o temprano, al fin y al cabo por esa razón lo hizo venir el maldito de su hermano, para manipular las emociones de esos mortales que actuaban movidos por los hilos de un cruel destino y en donde él de forma indirecta era el titiritero. Pero no podía controlarlo, era una fuerza que se escapaba cada vez más de su control y la cual había aumentado en el mismo instante que firmo ese pacto con Shin Hye, sellando su destino de igual o peor forma que ella.

Salió de su habitación guiándose cual alma en pena por los pasillos hasta llegar a la puerta que lo separaba de esa niña. Entró con sigilo para no ser descubierto, solo deseaba verla, sentirse cerca de esa mujer que le producía lo que ni una en el pasado, recordarse una vez más que lo que hacía era lo único que lo aproximaba a su libertad y que el daño que le causaría no era algo que debía importarle ni ahora ni nunca.

-¿Que tienes de especial?, si solo eres una mortal ordinaria.- Se acercó a su lado siendo movido por la impresión de verla.

Su cuerpo yacía sobre la cama sumergido en un profundo sueño, dejando que los pocos rayos de luna que se colaban por su ventanal se posaran sobre su cara mostrándola como algo tan sobrenatural… como él.

Posó su mano en su tersa mejilla, sintiendo de inmediato esa placentera corriente de electricidad recorrerle por cada poro y la cual solamente se intensificaba a su lado. Aproximó su rostro al de ella, quería probarlos… esos dulces labios entreabiertos que lo llamaban a posarse sobre ellos y los que desde luego el marcaría antes que nadie más. Su contacto fue apasionado, aumentando en él la terrible ansiedad de tenerla solo para él cuando Shin Hye aun en sueños fue capaz de corresponderle. Sus manos acercaban con timidez su cara al de ella en un desesperado movimiento para que la unión de ambos no se rompiera, quería tenerlo cerca, que supiera cuanto lo amaba y… cuanto lo amaría por siempre…

-Min Ho…- Susurró dulcemente mientras lo besaba.

Sin pensarlo dos veces se separó de ella, sintiendo como si le hubiesen dado una dura bofetada para hacerlo regresar a la cruda realidad de golpe. Dirigió sus ojos con su poder activado, notando como la castaña aún se encontraba dormida, distante a todo lo que había provocado.

Un gran resentimiento mezclado con la furia comenzó a producirse en su pecho al ver como esa simple niña había reducido a pedazos su orgullo inquebrantable, haciéndole ver lo estúpido que había sido al mostrar tanto interés en una mujer más de este mundo mortal.

-No tienes una idea del dolor que te espera...- Sus palabras sonaron frías y despiadadas.

Ya lo había decidido, no tendría piedad por la pequeña Shin Hye. No habría más condescendencia y mucho menos se tocaría el corazón al pensar si ella resultaba mal parada en todo esto… ya no más. Solo haría su trabajo y cobraría su "recompensa" para después largarse y continuar con su vida.

-Tú sufrimiento será tal, que te garantizo que preferirás estar muerta…- Musitó con maldad a su oído mientras le daba la espalda y caminaba hacia la puerta. Ahora solo haría que las ilusiones de esa niña se elevaran tan alto como el vuelo de un pájaro, para dejarla caer cruelmente a pique después de arrancarle las alas.

Continuara…

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