Su
respiración aún era todo un caos y los latidos de su pobre corazón eran tan
fuertes e incesantes que parecían taladrar sin tregua sus oídos y desmoronar en
desenas de pesados su cabeza. Mantenía su mirada gacha, observando solamente
como sus pies se movían por voluntad propia guiándola por las solitarias calles
de la ciudad con JaeJoong tras de ella.
Trató enfocar
sus ojos hacía el chico que después de lo hablado minutos atrás, no había
vuelto a dirigirle la palabra, en realidad ninguno de los dos lo había hecho.
La sola idea de tener que encararlo, le devolvía velozmente a la mente la
oferta que le había propuesto y la cual sin más, sin tener duda o pensar al
menos en las posibles consecuencias, había aceptado casi desesperadamente como
si esta fuese su única salida… como si él fuese su última oportunidad.
Sus mejillas
se sonrojaron ligeramente ante ese súbito pensamiento, y… ¿si en verdad cumplía
su promesa?, que ocurriría si realmente JaeJoong conseguía que el corazón de
Lee Min Ho le perteneciese solo y exclusivamente a ella, pero ¿Cómo haría
semejante hazaña?. Estaba consciente que su situación no era nada fácil, por lo
que no podía pensar que el chico simple y sencillamente se acercaría a Min Ho
para que como por arte de "magia" este finalmente terminara loco de
amor por ella, eso era prácticamente imposible ¿no es verdad?.
-Acaso
piensas que pasemos toda la noche bajo la intemperie.- Escuchó esa fría voz
tras su espalda, logrando que despertara de su ensoñación.
Se giró sobre sus talones solo para
encontrarse a JaeJoong parado frente a las puertas de su departamento,
recargando todo su cuerpo sobre uno de los pilares manteniendo sus ojos al
parecer cerrados. Su mente se mantenía tan ocupada en toda esa situación que no
se dio por enterada en el segundo en que ambos habían llegado a su destino, por
lo que aun cohibida por todo lo que había vivido en el día de hoy saco sus
llaves y sin más le permitió el acceso al interior.
-Espero que
te sientas cómodo.- Habló más para sí que para el chico, el cual por su parte examinaba
cuidadosamente el lugar en donde permanecería por algún tiempo, como un cazador
que prepara su territorio antes de comenzar con la matanza de sus presas.-
Ahora que lo pienso…-Su tono intrigante llamó la atención de JaeJoong,
deteniendo sus intenciones de seguir.- ¿Cómo sabías donde vivía exactamente?.-
Cuestionó sorpresivamente.
Estaba
convencida que esa era la primera vez que el joven visitaba su hogar, por lo
que aún no comprendía cómo era que sabía con tanta precisión la ubicación,
llegando incluso a interrumpir sus pasos durante el trayecto evitando que
pasara de largo.
-Intuición
supongo.- Mintió descaradamente mientras sonreía con discreción, aprovechando
que se encontraba de espaldas a la castaña.
No podía
evitar asombrarse ante el hecho de que a pesar de que la chica era tan torpe y
atolondrada, está contaba con una pisca de suspicacia demasiado peligrosa para
sus planes. Debía de ser cauteloso, mucho más que en todas sus pasadas misiones
o de lo contrario, la pequeña Shin Hye terminaría por descubrir su identidad y
sus descabelladas intensiones mucho antes de lo previsto.
-Sígueme, te
mostrare tu habitación.- Informó a JaeJoong antes de perderse entre los
pequeños y oscuros pasillos de la zona.
Solo tardaron
algunos pares de minutos cuando ambos se hallaban delante de aquella enorme
puerta de madera tallada.
-Es aquí, por
suerte está en buenas condiciones.- Le dijo algo nerviosa al ver como
nuevamente, el chico se dedicaba a explorar todo a su alrededor con sumo
detalle.- Si te disgusta podría ofrecerte la mía.- Brindó inocentemente,
notando como sus comentarios habían hecho que el joven dejara de lado su tarea
para ahora contemplarla, encaminándose paulatinamente hacia su persona.
-Si en la
oferta también incluyes que tú me acompañaras durante toda la noche, hasta
podría pensarlo.- Jugó con arrogancia, originando que la dulce mirada de Shin
Hye desapareciera abruptamente, siendo reemplazada por una fuerte capa de furia
y frustración dedicadas única y exclusivamente para él.
-Eres
detestable Kim, ¿lo sabías?.- Soltó molesta de ver como ese chico enserio no se
cansaba de divertirse a costa de ella y su paciencia.
Lo vio el
alejarse justo después de sonreírle, posando ahora su interés en un punto
específico de la habitación. De inmediato un desagradable escalofrío la
recorrió de pies a cabeza, provocando que sus manos se movieran nerviosas sobre
su uniforme, creyendo escuchar antes de tiempo la pregunta que JaeJoong le
hacía referente a las personas que "felizmente" enmarcaban aquel
cuadro familiar que sostenía consigo.
-¿Porque
vives lejos de tú familia?.- Interrogó sin más aun con la fotografía entre sus
manos.
Sus oscuros
ojos estudiaron con mesura a cada uno de los individuos en esa imagen. Todos
parecían tener los mismos rasgos, claro a excepción de cierta castaña que
obviamente desentonada entre todas esas miradas tan orgullosas y llenas de
soberbia, como un pequeño y tierno corderito rodeado por hambrientos lobos.
-Todos murieron...- Fue la hueca
respuesta que salió de su boca.
Automáticamente
le miró de frente, algo había en esas palabras que no acababan de convencerlo
del todo, como si en esas escasas letras se ocultara algo demasiado grande y
amargo… un secreto demasiado oscuro.
-Será mejor
que te deje desempacar, así me dará tiempo para hacer la cena.- Se excusó para
zafarse del tema. Tomó por segunda ocasión la perilla entre sus manos y cerró
la puerta dejándolo totalmente solo.
-¿Qué es eso
que escondes pequeña?.- Se dijo para sí mismo al dirigir su interés hacía esas
personas que rodeaban a la castaña dentro de la fotografía.
Si mal no
recordaba, en el informe que le fue entregado por su hermano, no decía
absolutamente nada sobre que la familia de su nueva víctima estaba muerta, así
que no entendía que razones tan poderosas tenía Shin Hye para afirmar todo lo
contrario.
Caminó
sigiloso de no levantar sospechas, abriendo la puerta que le separaba del
exterior para así poder vigilar a la joven. Podía leer claramente ese
desconocido sentimiento que emanaba de lo más profundo de su ser, aquel que
obviamente intentaba sepultar y esconder de todos… pero con él, eso era
imposible. El abandono, el rencor y hasta el odio se mezclaban dentro de ella
de una forma impresionante. Era como vislumbrar a una bomba de tiempo que solo
esperaba el momento justo para activarse y causar la destrucción… pero ¿Por
qué?.
-Ahora
comprendo, porque razón despertaste la curiosidad en ese desquiciado.- Sonrió
con prepotencia al recapacitar y digerir su leve descubrimiento.
Se retiró de
la puerta desactivando su poder, rememorando aun esa idea transitar por su
mente. Siempre lo había imaginado, pero ahora ya no le cabía la menor duda… su
hermano era un demonio siniestro, uno que desde luego estaba más que dispuesto
a alimentarse de un alma mortal tan perdida y rica en todo tipo de sentimientos
como Shin Hye.
Un alma que
al momento de culminar su trabajo, sería capaz de incrementar considerablemente
los poderes de ese mal nacido, dejando al final del juego un cascaron tan
vacío, que no estaba seguro si después de toda la desgracia que iba a ocurrir,
esa niña lograría siquiera llevar algo parecido a una "vida".
__________
No quería
pensar en nada más, sencillamente deseaba irse a su propia habitación y dormir
hasta el día siguiente o incluso hasta el siguiente a ese. Su nerviosismo aún
era notorio en sus movimientos, al igual que el frío sudor que recorría su
frente con el solo recordatorio de la respuesta que le había dado a JaeJoong.
Por esa razón
se había negado ante la directora a hospedarlo. Para no tener que llegar a dar
explicaciones sobre su familia y… su doloroso pasado. Aquel que desde hace un
poco más de tres años había aprendido a sobrellevar como un mal recuerdo o una
cruel pesadilla más.
-Adelante.-
Anunció confiadamente ante la persona que tocaba en las afueras de su casa y
quien seguramente se trataba de uno de sus amables vecinos, siendo ellos y sus
amigos lo más cercano que tenía a una verdadera familia desde que había llegado
a la ciudad esa horrible noche de tormenta.
Entró a la
cocina mientras escuchaba como la puerta era abierta, percibiendo el resonar de
las pisadas de aquel desconocido que caminaba dentro de su propiedad.
Los segundos
transcurrieron hasta que aquella sombra extraña la vio el regresar al área del
comedor. Su largo cabello castaño se agitaba con elegancia gracias a la
calurosa brisa que se colaba por las ventanas, regalándole a la vista un
hermoso perfil del rostro de Shin Hye. Sentía su sangre recorrerlo enloquecida
al verle caminar con aquel par de vasos de cristal que sostenía con sus
delicadas manos, pareciéndole aun algo irreal el poder haberla encontrado
después de tantos años de búsqueda, los cuales sin duda habían hecho maravillas
con la chica que aun ignoraba su presencia.
-Lee-LeeTeuk…-
Articuló con suma dificultad al borde del pánico, dejando caer en un descuido
uno de los vasos de cristal que cargaba consigo.
-Es un verdadero
alago que no te hayas olvidado del nombre de tú protector.- Le dijo entre una
inusitada mezcla de furia y felicidad.
Tragó
pesadamente al verle aproximarse a ella, viéndose en la necesidad de retroceder
cada vez que él se acercaba. Miró aquellos ojos tan iguales a los suyos,
preguntándose mil y un veces, ¿Cómo es que había dado con ella?.
-Te lo
advertí, primita… te dije que jamás lograrías escaparte de mí.- Confesó casi
leyéndole el pensamiento. Sonrió victorioso al ver como el camino de su prima
se veía bloqueado por la pared sin dejarla con más espacio para huir,
mostrándola total y completamente a su merced, tal y como siempre lo había sido
y como seguirá siendo a partir de ahora.
-Por favor,
vete.- Sus palabras se agolpaban en el fondo de su garganta sin poder salir con
la fuerza e impulso que deseaba.- Ya tienes todo lo que deseabas… la fortuna de
mí padre es tuya.- Su miedo aumento al ver su gélida mano posarse en su tersa
mejilla, creyendo por un segundo en que la golpearía por su comentario así como
las tan incontables veces que lo había hecho en el pasado, sin embargo, se
equivocó.
Su caricia
era brusca y sin delicadeza dejándola tan rígida como una roca. Le observó
subir su otra mano para tomar su rostro por entero y así recargar su frente
contra la suya en un gesto casi desesperado. No quería tenerlo cerca, la sola
sensación de su roce le causaba malestar y el resurgir de aquellas terribles
experiencias que solamente revivían en las penumbras de sus sueños.
-Te
equivocas, aun no tengo todo lo que deseo.- Su cálido aliento chocaba contra su
cara percibiendo aún más la humedad de sus lágrimas que ya cansadas de ser
retenidas por sus ojos se deslizaban una seguida de las otras en un silencioso
y taciturno llanto.- Tal vez esa sea la razón por la que me obsesionas al punto
de la locura… porque has sido lo único a lo largo de toda mi vida que no he
logrado tener.-
Su voz
corrompida se apagó al chocar su boca sobre la suavidad de su mejilla en una
especie de beso, combinándose el sabor de su piel con el de las lágrimas que
aun escurrían, dándole un toque que para él era por demás… embriagador.
Desvió su
rostro lo más que podía de su contacto, desquitando todo sentimiento de rabia,
terror e impotencia contra aquel vaso de cristal que logró salvar y el cual
contrajo con mayor fuerza al sentir los húmedos labios de LeeTeuk moverse por
la curvatura de su cuello como si deseara marcarla como algo más de su
propiedad.
-No tienes
idea, de cuantas noches venía a mi mente el dulce sabor de tú piel.- Le dijo
extasiado de poder tocarla de nuevo.
Oprimió sus
ojos con ímpetu sintiendo nauseas. No deseaba recordar nada, no quería revivir
esos momentos tan llenos de horror. Esas interminables noches en que permanecía
a la vigilia, siempre atenta y en guardia ante la menor provocación de que
aquel ser que se hacía llamar su "protector", ese demonio con cara
angelical que ahora la tocaba con descaro, no pretendiera aprovecharse de ella
como en tantas ocasiones intento hacerlo sin resultado.
-¿Interrumpo?.-
Se manifestó con firmeza el recién llegado.
Buscó casi de
forma desesperada al portador de aquella voz, sintiéndose por primera vez desde
que lo conocía, feliz de verle aparecer.
A pesar de
todo lo que sentía, su semblante se exponía sereno y tranquilo, imperturbable
para aquel que lo vislumbrara. No obstante, sus músculos estaban rígidos por la
presión y por el deseo que reprimía de impactar sus puños sobre el rostro de
ese imbécil que por una u otra razón y de las cuales no le importaban, se había
atrevido a tocar a su preciada "victima", algo que solo podía y tenía
que ser de él… al menos antes que nadie más.
Analizó
detalladamente al chico que aun sostenía a Shin Hye de la mano, notando que sus
rasgos le eran demasiado conocidos. ¡Por supuesto!, era uno de los que
aparecían en ese retrato que se mantenía en su habitación y de los cuales la
castaña le aseguraba fervientemente que estaban "muertos".
Rugió molesto
dirigiéndole una mirada despectiva a Shin Hye… ¡¡quien rayos se creía esa niña
para tacharlo por idiota!!", ya tendría tiempo para echarle en cara su
acción, por el momento le era más trascendente, encargarse de ese tipo que
despedía un aura tan oscura y perturbadora que lo convertían sin duda en un
peligroso rival.
-¿Quién
diablos eres tú?.- Cuestionó sin más LeeTeuk ante la presencia de JaeJoong,
quien simplemente se limitaba a sonreír de forma presuntiva y altanera
sacándole de quicio.- Acaso eres sordo...- Lanzó agresivamente sobresaltando a
la chica que se mantenía forzadamente a su lado, la cual parecía intercambiar
miradas de auxilio con el joven dios.
Frunció el
entrecejo ante esa visión, pasando por su mente la idea de que ese chico era la
pareja de la joven que le trastornaba día con día la razón.
-¿Vives con
él?.- Ahora se dirigió a Shin Hye, quien exclusivamente se limitaba a bajar su
rostro para evitar verle.- ¡Respóndeme!.- Exigió de forma violenta, perdiendo
el increíble control del que era característico ante el silencio de su prima.
La sola idea de que ese tipo compartiera la mima cama que la castaña, le
desgarraba las entrañas enloqueciéndolo más.
Oprimió con
mayor rigor la frágil muñeca que la sostenía unida a él, oyéndole soltar un
sonoro quejido de sufrimiento.- Habla… o partiré tú muñeca en dos.- Amenazó a
la chica que ahora lloraba ante el increíble dolor que sentía dividiría en
cualquier momento su extremidad.
-Tú lo has
dicho, vivo con ella… ¿Algún problema con eso?.- Soltó altivamente casi
escupiendo el veneno en sus palabras.
El silencio
se hizo inminente después de ese comentario por parte de JaeJoong, quien por su
parte, no podía entender la sensación de alivio que se esparcía en su interior
al ver como LeeTeuk liberaba a Shin Hye de su agarre.
-Si esas eran
todas tus dudas, márchate por donde viniste.- Sentenció duramente, llegando a
los límites de su corta paciencia por un día.
Ahora su
semblante era distinto, dejando atrás esa serenidad e indiferencia perpetua que
parecían haberse evaporado en el ambiente.
-Te aseguro
que esto no se quedara así.- Le dijo Leeteuk aparentemente calmado, al tiempo
en que se acercaba de nueva cuenta a la chica que desde hace algunos segundos
permanecía sentada en el suelo. Tomó su delicado mentón y aproximó su aun
molesto rostro al de ella para concluir con lo que había venido a hacer desde
un principio.- No pienses que te has librado de mí primita, tú me perteneces y
siempre será así… te guste o no.- Susurró en su oído causándole el más puro
terror ante lo que pudiera hacerle ahora que había dado con ella después de
tres años de haber escapado de su constante asedio.
Acarició su mejilla con perversión y depositó
un súbito beso ante la mirada fulminante de JaeJoong, quien no sabía cuánto
tiempo más resistiría el enorme deseo que contenía por destrozar el cuerpo de
aquel que lastimó tanto física como emocionalmente a Shin Hye.
-¿Por qué
mentiste?.- Fue todo lo que preguntó JaeJoong cuando la puerta se cerrara
bruscamente, dejándolos por fin libres de ese sujeto que tanto temor parecía
influir en la pequeña castaña. Los minutos transcurrieron, en donde ni una sola
respuesta en su defensa se hizo presente.–¿Tanto fue el daño que te causó él y
tú familia que los diste por muertos?.- Confirmó con recelo contestándose más
para sí mismo que para la joven que parecía perdida en una lejana dimensión.
Su cuerpo
tembloroso y su cabeza recargada entre sus rodillas la mostraban como un
animalito herido que solo esperaba el momento preciso para caer y dejarse
morir.
-No pienso
hablar… así que déjame sola.- Manifestó entre sollozos, pensando que después de
eso JaeJoong respetaría su decisión. No deseaba decir nada que le recordara la
pesadilla por la que atravesaba años atrás, simplemente quería estar así…
llorando, llorar por horas enteras hasta que las amargas lágrimas que derramaba
se llevaran todo el pesar, toda la agonía y todo el peso del pasado que caía
cual pila de concreto sobre ella.
-Muéstrame tú
brazo.- Mandó en tono indiferente, halando del brazo que inconscientemente
oprimía contra su pecho. Tocó un punto de su mano, escuchándose en el acto un
pesado crujido sobre el hueso de la extremidad.
Todo lo que
había dicho sujeto había sido cierto, en verdad había intentado destrozarle la
mano a Shin Hye. Soltó un fastidioso suspiró, odiaba tener que involucrarse de
más en asuntos que no le inmiscuían en lo absoluto, pero odiaba más tener que
cargar con aquella extraña sensación de disgusto que se apoderaba de él y la
cual aumentaba cada vez que veía como esa torpe niña trataba de disimular su
malestar frente a él.
-Escucha lo
que diré porque no lo pienso repetir.- La vio prestarle toda su atención
después de eso.- Trataré de curarte al menos hasta mañana, así que pase lo que
pase no mires, no hables y no preguntes nada, ¿entendiste?.-
El movimiento
de su cabeza en forma afirmativa le hacían entender que comprendía, así que sin
perder más el tiempo volvió a ordenarle que cerrara sus ojos, no correría el
riesgo de delatar sus habilidades y mucho menos su verdadera identidad así de
fácil frente a la chica.
Sus ojos
adquirieron esos rasgos bestiales por naturaleza, permitiéndole a sus manos ser
cubiertas por un resplandor azulino. Las colocó por encima de las de Shin Hye y
ágilmente comenzó a actuar. Sonrió con arrogancia y algo de orgullo al ver como
las muecas de molestia parecían disminuir del rostro de la pequeña castaña,
signo de que no faltaba mucho para terminar con su ante impuesta tarea.
Desactivó su poder y sacó un diminuto frasco de sus ropas.
-Esté
preparado es algo desagradable pero bastante efectivo.- Le previno sin demora.
Amplió aún
más su inpersibible sonrisa al verla arrugar su nariz ante el olor. Cogió un
poco de aquella cremosa medicina y la distribuyó en los contorno de la lesión.
-Demonios...-
Se dijo algo irritado al ver que no contaba con que vendar la mano de esa niña,
por lo que no tuvo más opción que desgarrar parte de su camisa y usarla como
algo improvisado.- He terminado.- Avisó sin más mientras se ponía de pie
dispuesto a irse a su habitación, sin embargo, no pudo dar más que un par de
pasos cuando la mano de Shin Hye detuvo la suya.
-Espera…-
Pidió se parara solo por unos segundos.
Deseaba
preguntar qué es lo que había hecho para disminuir tan abruptamente su dolencia
pero estaba consciente que tenía que respetar la petición que el joven le había
hecho, así que lo único que le restaba era agradecerle por su trabajo.
-Sé que no
estabas en ninguna necesidad de ayudarme…- Empezó a decirle al chico que aún se
mantenía de espaldas a ella negándose a mostrarle el rostro, notando como sus
palabras parecían de alguna forma que no entendía del todo, molestarlo. Como si
ayudarla no hubiese sido lo correcto, al menos no para él.- Aun así lo hiciste…
gracias por preocuparte por mí, JaeJoong…- Pronunció con suavidad y timidez su
nombre por primera vez.
-Como sea.-
Liberó su mano de mala gana y siguió con su camino hasta llegar a la puerta que
lo separaría de esa torpeza de mujer.
Viró su rostro con disimulo, viendo a Shin Hye
irse también hacia su propia habitación.
-Si yo fuese
tú, no estaría dando tan pronto las gracias.- Terminó de decir en el momento en
que la puerta de la chica se cerraba a sus espaldas.
La oscuridad
lo recibió de inmediato al entrar, no importándole en lo absoluto el
encaminarse entre las sombras que se exponían en su andar, al fin y al cabo,
eso siempre había sido parte de su "encantador" trabajo desde que
tenía uso de razón.
Se dejó caer
sobre la mullida cama dirigiendo su atención hacia el techo, dejando que los
minutos rápidamente y sin notarse se transformaran en horas.
-¡Maldición!…-
Se dijo con furia. Se sentía como un completo idiota al recordar el melodioso
sonido que su simple nombre tomaba al ser pronunciado por esa torpe niña, pero
sencillamente y aunque le costara admitirlo, había sido tan…
-Increíble…-
Pronunció sin prevenirlo, porque sinceramente así le había parecido, tan
semejante al canto de un ángel que intenta salvar desesperadamente a un demonio
de las garras del mal, no obstante…
- ¡No!, una
estupidez como esa no puede afectarme tanto.- Se apresuró a decir levantándose
de golpe de la cama. Tenía que darse prisa y terminar con la misión, no podía
perder más el tiempo y mucho menos permitirse así mismo que ella lo aturdiera y
confundiera más o de lo contrario a este paso, pronto él dejaría de ser el
cazador para convertirse en la presa.
__________
El día había
avanzado de lo más tranquilo y el dolor en su muñeca ya casi no era persibible,
por lo que solo necesitaba resistir una hora más con Yoo Chun sa bom nim para
poder retirarse tanto sus compañeros como ella a un merecido descanso.
Una extraña incomodidad
se instaló en lo hondo de su pecho al notar como en todo el transcurso de la
clase, Yoo Chun no hubiese intentado absolutamente nada para lograr imponerle
el castigo del día o provocarle para una detención al menos. Seguramente algo
tramaba ese hombre en su contra. Trató de ignorar aquello y terminó de anotar
las ecuaciones de la pizarra, sintiendo un gran alivio al escuchar el tintineo
de la campana que indicaba el final de las labores por esa hora.
-Pueden
salir, con excepción de ti Shin Hye.- Le informó a una molesta castaña que no
se esperaba menos de su "queridísimo" profesor.
Dejó de nuevo su mochila en su pupitre, viendo
con decepción como todos se iban a disfrutar del receso menos ella.
-¿Que te
ocurrió en la mano?.-
Escuchó por
parte de Yoo Chun, quien borraba indiferente la pizarra en el segundo en que
ambos estaban totalmente solos.
Sus ojos
caramelo se abrieron algo sorprendidos ante eso, así que ¿Yoo Chun sa bom nim
le detuvo solo para preguntar por su estado?, eso era lo último que se esperaba
del hombre que día con día se esforzaba constantemente por hacerle ver lo mucho
que la "detestaba" y cuanto disfrutaba haciendo su vida casi
imposible en la escuela.
-Fue un…
accidente, solo eso.- Mintió para no tener que darle al joven profesor más
explicaciones y detalles de los que debería. Aun así, sus palabras no
parecieron convencerlo ya que en un dos por tres, lo tenía frente a ella
examinando por cuenta propia su lesión.- En verdad no es nada grave.- Intentó
de nueva cuenta razonar con él.- JaeJoong hizo un excelente trabajo en
curarla.- Sonrió de forma involuntaria al recordar lo sucedido, ignorando
completamente la reacción que sus comentarios ejercían en Yoo Chun.
Soltó su muñeca con cuidado y caminó de
regreso a su escritorio para acomodando sus papeles.
-Solo has
pasado un día con él y ya lo llamas por su nombre.- Recriminó con tal
espontaneidad que aquella incomodidad que sintiera nacer dentro de su pecho,
ahora se difuminada.
Su voz se oyó distinta, como si estuviese haciendo
un gran esfuerzo por ocultar una extraña furia contenida que ella desde luego
ignoraba a que se debía.
-Ayer ni
siquiera lo querías en tú casa y mírate ahora….- No termino de hablar, no diría
nada que pudiera comprometer su trabajo y su imagen frente a la chica que aun
sin saber sus sentimientos hacia ella, ya lo maldecía por sus persistentes y
ridículos castigos, y todo por poder estar por al menos algunos minutos más a
su lado.- En fin es algo que no me importa… lo que si te recomiendo que hagas
es ir a la enfermería con la doctora Bo Ri, estoy seguro que ella hará un mejor
trabajo que el joven Kim.- Contrajo su portafolios entre sus manos al decir el
nombre del pelinegro, no pudiendo evitar que la imagen que había presenciado
ayer de ese tipo tocando el rostro de su alumna, se plasmara en sus memorias de
forma desagradable, aumentando aun más su resentimiento hacía él al estar
consciente de que en su condición de "profesor" jamás podría hacer
nada para evitarlo.
-Así lo haré,
Yoo Chun sa bom nim.-
-Eso espero.- Se despidió de ella para
abandonar el salón de clases.
Tomó su
mochila y de igual forma se retiró. Sus pasos eran calmados y sin prisa, a
decir verdad no tenía ninguna intención de ir a la enfermería pero conociendo
como era su profesor cuando se trataba de desobedecerlo, sus pies por inercia
retomaban el rumbo perdido.
-Doctora Bo
Ri.- Llamó Shin Hye a la joven mujer de largos cabellos castaños que se
encontraba en el pasillo al parecer a punto de salir de emergencia.
-Shin Hye,
que te trae por aquí… ¿acaso vienes a consulta?.- Preguntó algo preocupada al
ver la mano vendada de la chica.- Al parecer no es nada de cuidado.- Se
apresuró a decir al ver que la joven no mostraba indició alguno de molestia.-
Por favor discúlpame, por el momento no puedo revisarte con más detalle ya que
tengo un llamado del hospital, pero mi asistente se encargara, vamos pasa… él
se encuentra a dentro.- Le dio un último vistazo a Shin Hye antes de marcharse
velozmente.
Dio unos
cuantos golpes a la puerta en espera de que alguien le abriera pero nada, al
parecer ni una sola alma se encontraba en el interior. Sujetó la pequeña
perilla entre su mano libre y abrió la puerta. Desfiló un poco por el lugar, no
viendo más que algunas cajas de medicamentos y vendajes que aún no eran sacados
de sus empaques…¡donde estaba el dichoso asistente de la doctora!, se suponía
que estaría ahí pero tal parecía que todos tenían cosas más importantes que
hacer que estar en sus respectivos sitios de trabajo.
Cansada de
esperar se dirigió a la puerta de salida decidida a irse, ya se encargaría ella
de explicarle a su profesor, por el momento disfrutaría del poco tiempo que le
restaba antes de que la molesta campana sonara indicando su regreso a clases.
Estaba por
retirarse cuando un ligero sonido proveniente de una de las puertas de la
enfermería llamó su atención. Se acercó más hacía el origen de tal ruido,
reaccionando algo tarde ante las decenas de cajas que caían sobre ella en
compañía de aquel pesado cuerpo que sin más la había embestido hacía el duro
suelo al haberle bloqueado el paso.
-Oye, ¿estás
bien?.- Escuchó decir cerca de ella después de algunos minutos.
Poco a poco
el peso de las cajas sobre su cuerpo fue menos, sintiendo como el aire
abruptamente robado regresaba de nueva cuenta a sus cerrados pulmones. Llevó su
mano a su cabeza tratando con ese gesto el de disminuir la punzada de dolor que
amenazaba con ser insoportable, obligando a sus ojos a que se acostumbraran
levemente a la luz del sitio una vez los tuviera bajo el efecto del percance.
Sintió una
mano posarse en su mejilla intentando despertarla, así como la suave y
relajante respiración de esa persona que aún se hallaba sobre su persona, ¿tan
cerca estaban el uno del otro?. Hizo un nuevo esfuerzo por abrir sus ojos,
provocando que su rostro enrojeciera ferozmente al descubrir la identidad del
individuo que tan preocupado la llamaba a reaccionar.
Su oscuro
mirar la examinaba curioso, ya que nunca había conocido a una chica que
presentara tales signos con solo verle.
-Por un
momento pensé que estabas enteramente inconsciente.- Le dijo aún muy cerca de
su rostro.
Tragó con
fuerza al verla de cerca y despierta… era hermosa, demasiado para ser una
alumna más de ese instituto.
-"Que extraña sensación".- Divagó
entre sus pensamientos. Se sentía inquieto y nervioso, inclusive podía percibir
como su pulso empezaba a elevarse con solo posar sus ojos sobre esa niña que aún
estaba bajo su cuerpo. Era tan cálida, tan suave e indefensa ante lo que
pudiera hacer él, que despertaba en su interior un extraño sentimiento que no
sabía con exactitud cómo interpretarlo, de lo único que estaba enteramente
seguro, era que esa sensación le agradaba bastante como para hacer caso omiso
de ella y dejarla ir.
Sonrió con
algo de extrañeza al ver como Shin Hye intentaba ponerse en pie, sin embargo,
con él sobre ella era casi imposible, solamente conseguía que el diminuto
espacio que había entre ambos fuera aún más reducido si eso ya era posible,
aumentando con eso su sonrisa y su deseo de permanecer lo más cerca de esa niña
aún desconocida por él.
-¿Cómo te
llamas?, no recuerdo haberte visto antes por aquí.- Le cuestionó mientras le
ofrecía su mano para ayudarla a erguirse.
-Me llamo
Park Shin Hye.- Susurró débilmente pero lo suficiente para que el chico le
oyera.
Su corazón
latía desbocadamente al ver con sus propios ojos como lo que siempre había
creído tan lejano e imposible se encontraba a tan solo un par de pasos frente a
su persona, cosa que solo en sus sueños más irreales conseguía que se acercara
a su realidad.
-Yo soy Lee
Min Ho, y es un placer conocerte Shin Hye.- Se presentó oficialmente frente a
la castaña.
Una angelical
sonrisa se enmarco en su cara al oír su nombre salir de los labios de ese joven
que tanto caos ocasionaba dentro de su ser, pareciéndole un momento tan
"perfecto" que dudaba que fuese algo enteramente real.
-Me disculpo
por lo de hace un momento, no debí salir del almacén con todas las cajas a la
vez.- Se justificó algo apenado con la chica que tuvo que pagar las
consecuencias de no haber hecho caso a la doctora Bo Ri cuando le advirtió que
todas las cajas deberían ser retiradas una por una y no al revés.
-Pero dime,
en que te puedo ayudar.- Trató de no pensar más en ese pequeño inconveniente y
mejor se dedicó a invitar a Shin Hye para que tomara asiento. Notó que aún se
encontraba algo perturbada por el golpe, así como también la
"improvisada" venda que cubría parte de su mano izquierda.- Déjame
revisarte, imagino que has venido por tú mano.-
-No es nada, en verdad.-
-Aun así te voy a revisar, de ninguna manera
puedo permitir que andes por ahí en esas condiciones… que clase de futuro
doctor sería.- Bromeó con ella asiendo posesión de su mano, la cual empezó
lentamente a desvendar ignorando las negativas de la castaña que insistente le
decía que no era necesario.- Tienes una ligera inflamación pero nada de
cuidado.- Informó mientras se acercaba a una de las cajas para sacar uno de los
paquetes de vendas.- Solo no muevas tú mano y no hagas ninguna clase de
esfuerzo y te garantizo que en un par de días estarás como nueva.- Terminó de
vendar su mano y dedicarle a la vez una dulce mirada que estuvo a punto de
ocasionarle un colapso nervioso.
-Gracias, Min
Ho.- Hizo una reverencia como agradecimiento y retomo sus pasos hacia la puerta
de salida de la enfermería.
Quería estar sola, lejos de todas las miradas
y de todas las personas por algunos minutos al menos para tratar de digerir con
cuidado todas las emociones tan intensas que burbujeaban casi al punto de
ebullición dentro de ella.
-Shin Hye...-
La llamó con calidez.
Detuvo sus pasos al escuchar su gruesa e
infantil voz resonar en sus oídos, sintiendo como un escalofrió la recorría de
pies a cabeza cuando Min Ho sujetara de su mano para detenerle.
-¿Te gustaría
ayudarme mañana a acomodar todas estas cajas?, me serías de mucha ayuda… sin
mencionar que tendría una agradable compañera para poder trabajar mejor.- Se aventuró
a decir con su acostumbrada naturalidad, recibiendo solo como respuesta el
movimiento de su cabeza en manera afirmativa.
Sus rojos
ojos no habían perdido un solo detalle de todo el "numerito" que
ambos jóvenes hacían, considerándole en lo particular algo por demás patético.
Cualquiera que los viera hablando de esa forma tan amena y cordial los tomaría
por una pareja feliz, ignorando obviamente que cada palabra y acción de ese
chico estaban fríamente calculadas por su mano. Por un momento pensó que sería
algo más emocionante usar sus poderes en ese tonto mortal, pero se equivocó, ya
que su estúpida y débil voluntad no había puesto ninguna clase de resistencia
quitándole por supuesto toda la diversión.
-Disfruta
estos momentos mientras puedas pequeña Shin Hye...- Sus ojos adquirieron un
brillo peligroso al estar consciente de que la primera parte de su misión
estaba hecha y solo era cuestión de tiempo para poner en marcha las siguientes
hasta el momento final.- Porque te aseguro que tú "lindo" espejismo
no durara por siempre.- Soltó con rabia al ver como ese joven la guiaba de la
mano hacia la puerta para ambos perderse aun juntos en los pasillos del
instituto.
__________
Circulaba de
un lado al otro de la habitación pareciendo un león enjaulado. Estaba furioso,
deseando tener por solo unos minutos el rostro de Min Ho, para así poder darle
su merecido por haber intentado besar a Shin Hye, algo que si no hubiese sido
porque él interrumpió el "mágico momento", hubiese conseguido cuando
trajo a la pequeña torpeza al salir del instituto.
Sabía que
algo como eso iba a suceder tarde o temprano, al fin y al cabo por esa razón lo
hizo venir el maldito de su hermano, para manipular las emociones de esos
mortales que actuaban movidos por los hilos de un cruel destino y en donde él
de forma indirecta era el titiritero. Pero no podía controlarlo, era una fuerza
que se escapaba cada vez más de su control y la cual había aumentado en el
mismo instante que firmo ese pacto con Shin Hye, sellando su destino de igual o
peor forma que ella.
Salió de su
habitación guiándose cual alma en pena por los pasillos hasta llegar a la
puerta que lo separaba de esa niña. Entró con sigilo para no ser descubierto,
solo deseaba verla, sentirse cerca de esa mujer que le producía lo que ni una
en el pasado, recordarse una vez más que lo que hacía era lo único que lo
aproximaba a su libertad y que el daño que le causaría no era algo que debía
importarle ni ahora ni nunca.
-¿Que tienes
de especial?, si solo eres una mortal ordinaria.- Se acercó a su lado siendo
movido por la impresión de verla.
Su cuerpo
yacía sobre la cama sumergido en un profundo sueño, dejando que los pocos rayos
de luna que se colaban por su ventanal se posaran sobre su cara mostrándola
como algo tan sobrenatural… como él.
Posó su mano
en su tersa mejilla, sintiendo de inmediato esa placentera corriente de
electricidad recorrerle por cada poro y la cual solamente se intensificaba a su
lado. Aproximó su rostro al de ella, quería probarlos… esos dulces labios
entreabiertos que lo llamaban a posarse sobre ellos y los que desde luego el
marcaría antes que nadie más. Su contacto fue apasionado, aumentando en él la
terrible ansiedad de tenerla solo para él cuando Shin Hye aun en sueños fue
capaz de corresponderle. Sus manos acercaban con timidez su cara al de ella en
un desesperado movimiento para que la unión de ambos no se rompiera, quería
tenerlo cerca, que supiera cuanto lo amaba y… cuanto lo amaría por siempre…
-Min Ho…-
Susurró dulcemente mientras lo besaba.
Sin pensarlo
dos veces se separó de ella, sintiendo como si le hubiesen dado una dura
bofetada para hacerlo regresar a la cruda realidad de golpe. Dirigió sus ojos
con su poder activado, notando como la castaña aún se encontraba dormida,
distante a todo lo que había provocado.
Un gran
resentimiento mezclado con la furia comenzó a producirse en su pecho al ver
como esa simple niña había reducido a pedazos su orgullo inquebrantable,
haciéndole ver lo estúpido que había sido al mostrar tanto interés en una mujer
más de este mundo mortal.
-No tienes
una idea del dolor que te espera...- Sus palabras sonaron frías y despiadadas.
Ya lo había
decidido, no tendría piedad por la pequeña Shin Hye. No habría más
condescendencia y mucho menos se tocaría el corazón al pensar si ella resultaba
mal parada en todo esto… ya no más. Solo haría su trabajo y cobraría su
"recompensa" para después largarse y continuar con su vida.
-Tú
sufrimiento será tal, que te garantizo que preferirás estar muerta…- Musitó con
maldad a su oído mientras le daba la espalda y caminaba hacia la puerta. Ahora
solo haría que las ilusiones de esa niña se elevaran tan alto como el vuelo de
un pájaro, para dejarla caer cruelmente a pique después de arrancarle las alas.
Continuara…
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