SHINee "Kiss kiss kiss"

"Eres como un sueño para mí, quiero ser tu sombra, para siempre poder estar junto a ti"

Arashi "Sakura sake"

"Estos sueños sin nombre han brotado, no mires hacia atrás porque no hay un mañana detrás de ti, mira hacia adelante"

SNSD "All my love is for you"

"Incluso si estas muy lejos de mí, solo cierra los ojos y mi corazón estará cerca de ti"

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RECOMENDACIÓN DRAMA!!! RECOMENDACIÓN PELÍCULA

School of Love- Capítulo 8

El primer día de clases no es más un martirio para Danna ya que es su segundo año en esta institución. Aunque los nervios siempre estarán presentes en estas circunstancias. Como lo esperaba comparte el mismo horario que  Kim Sang Bum y el resto de su grupo de amigos. Sin embargo en la primera hora antes de dar inicio las clases, se presentó ante ellos un alumno nuevo. El cual fue transferido por uno de los colegios más prestigiados de Japón. Danna no podía creer lo que estaba viendo. Ese mismo chico era con el que tuvo ese encuentro accidentado hace unos días. Jamás se imaginó que pudiera entrar en el mismo grado que ella, es más ni siquiera lo observo detalladamente por la prisa que tenia de comunicarse con su novio. Pero ese rostro era difícil de olvidar.

Kim Hyun Joong se presentó ante los quince alumnos de segundo grado, informándoles lo que necesitaban saber sobre él. Finalizando con una sonrisa que hizo babear a las chicas ahí presentes. Apenas pisaba ese lugar y ya se escuchaban comentarios sobre lo "hermoso y lindo" que era. Eso le importaba poco, sabía que tenía talento para demostrar que lograría llegar lejos sin necesidad de una cara bonita. Observando a todos los presentes paro la vista en seco al percatarse de alguien familiar. La chica del accidente en su primer día en el colegio se encontraba contemplándolo incrédula. Sonrió aún más al verla bajar la mirada al sentirse descubierta.

Kim Sang Bum rodó los ojos al escuchar al chico nuevo y más al escuchar el escándalo que tenían sus compañeras. Observó a Danna quien estaba con la mirada hacia su escritorio. Sonrío para si al creer que a su chica no le importaba que tan bien parecido pudiera ser ese joven. Pero tampoco quitaría el ojo de él. Nunca había sentido lo que en ese instante su cuerpo le decía. Miedo a perder la popularidad que tanto esfuerzo le había tocado tener y sobre todo, y lo más importante, el amor y cariño de su querida Danna.


En la hora de receso Maite salió del aula para dirigirse a la cafetería estaba hambrienta y su estómago le pedía a gritos algo para calmarse. Al llegar observo a su alrededor esperando encontrar una mesa vacía y para su fortuna así fue. Una estaba desocupada y se encontraba en un rincón del lugar lejos del ruido de los estudiantes que gustosamente charlaban sobre sus experiencias en su primer dia de clases. Tomó asiento y segundos después apareció un joven preguntando sobre lo que deseaba pedir.

—Un jugo de naranja y rollos de huevo, por favor —alzo la vista y se llevó una gran sorpresa al ver quién era el joven que la atendía—. ¡Sun Woong!  ¿Trabajas aquí?

—En mi tiempo libre le ayudo a mi madre. Ella es la encargada de la cafetería —respondió alegremente—. Enseguida te traigo tu orden.

Maite solo asintió con la cabeza y lo vio alejarse rumbo a la cocina. Le parecía interesante el hecho de que un joven con la apariencia que tenía él estuviera trabajando en ese lugar. También era algo digno de admirar. Podía sentirse útil y además ayudaría a su madre en el trabajo.

—Aquí está tu orden, ¡come bien!

—Gracias —se apresuró a probar la comida quedando fascinada con el sabor que esta tenia.

Minutos después comenzó a llegar más gente y las mesas se hacían escasas hasta el punto en el que ya no había disponibles pero las personas seguían llegando. Se puso de pie para marcharse pero se detuvo al ver a Sun Woong de un lado para otro tratando de darse basto con los clientes. Pero por más intento que hacia las personas pedían de inmediato su presencia.

¿Cómo pueden ser así? ¿Que no se dan cuenta que no lo puede hacer todo? pensó Maite con sus puños cerrados. Le molestaban esta clase de comportamiento en las personas. Se dirigió a la barra para tomar una libreta y un lápiz y después acudió a una de las mesas pidiendo que ordenaran, ella los atendería. Sun Woong al ver el acto de la chica sonrió agradeciéndole con una reverencia.

—¡Muchas gracias! —dijo Sun Woong al terminar con los pedidos y darse un momento de descanso—. Sin tu ayuda no habría terminado a tiempo.

—No tienes que agradecerlo. Me gusta sentirme útil de alguna manera. Vamos a clases o nos castigaran.


En la clase de danza impartida por Miyuki todos estaban preparados para comenzar. El salón era idéntico a los que los bailarines profesionales usan para sus prácticas, con espejos grandes casi cubriéndolo todo. El piso especial para realizar los movimientos sin necesidad de mayor fuerza. Todo lo indicado para una clase al nivel de los profesionales en los que se convertirían en algún momento. Iniciaron con estiramiento y ejercicios para calentar el cuerpo y así evitar alguna lesión. Siguieron con algunos pasos simples, la técnica era de poco a poco. Miyuki no quería atormentarlos con coreografías difíciles, todo seria de acuerdo al avance que presentaran.

La risa burlona de uno de los estudiantes detuvo la práctica de los demás. Se reía de Seung Hyun por no poder realizar bien los pasos indicados. Él se molestó y camino hacia la puerta para salir de ahí.

—Seung Hyun regresa —expresó Miyuki—. Choi Seung Hyun te estoy diciendo que regreses—subió el tono de voz haciéndose notar en toda el aula deteniendo por completo el andar del chico.

—Deje que se vaya, total no sabe ni cómo mover los pies —escupió el causante de ese mal momento,

—Aquí vienen para aprender, no para burlarse de sus compañeros. Quien desee aprender será mejor que pongan todo de su parte porque les garantizo que no les será tan fácil como algunos lo ven. Les sugiero que en lugar de burlarse, ayuden a lo que lo necesitan. Eso les ayudara a ustedes también.

—Yo me ofrezco a ayudar a Seung Hyun de ahora en adelante —expresó Yeni levantando su mano.

Seung Hyun quedo en silencio, no tenía nada que decir, todo estaba dicho ya. A él le favorecía que alguien lo ayudara y más aún si esa persona era Yeni. A parte, lo que la señorita Miyuki había dicho era totalmente cierto. Aun desconocía por qué el director lo había puesto en esa clase pero sabía que era por su bien. Él se lo había dicho en reiteradas ocasiones. Además de darse valor para demostrarle a ese chico que se burló que incluso podía ser mejor que él.

—Creo que el indicado para eso sería yo —exclamó Sun Woong dejando a todos sorprendidos incluso al mismo Seung Hyun quien vio desvanecerse su oportunidad de estar cerca a esa chica que no lograba sacar de su mente—. Somos compañeros de habitación, si tiene alguna duda podemos ocupar el tiempo después de clases.

—¿Qué piensas tú, Seung Hyun? —interrogó la maestra. Necesitaban solucionar ese asunto antes de terminar la clase.

—Acepto la ayuda de Sun Woong. Tiene razón, solo así tendremos más tiempo de practicar.

—¡Muy bien! Entonces continuemos…—el timbre se hizo escuchar dando por finalizado el primer día de su clase—. Continuaremos mañana. Pueden retirarse excepto tú, Seung Hyun. Necesito hablar contigo.

Seung Hyun ya con su mochila en mano se quedó quieto observando a sus compañeros salir del aula con una mirada de asombro ante tal petición de su maestra.


Por otro lado en la clase de baile del grupo de segundo grado, la cual era impartida por Min Ah, fue interrumpida por una señora no muy mayor de edad. Cualquiera diría que aún era una joven, por su bello y bien cuidado rostro y cuerpo.

—Vengo por la señorita Maite. El director ya dio su autorización.
Solo basto con escuchar su voz para darse cuenta de quien se trataba… su madre. Maite abrió los ojos demasiado al saber que estaba ahí. Giró lentamente esperando que esa voz fuera solo un espejismo pero no era así.

—Si es así puedes retirarte, Maite —expresó la maestra a cargo.

Ante su salida forzada Sun Woong vio su expresión de enfado sintiéndose preocupado por ella.

—¿Que sucede, madre? ¿Por qué estás aquí? —exigió Maite encontrándose lejos del salón.

—¿Así demuestras tu felicidad por verme? —expuso su madre en son de gracia— Vine porque te necesito en un evento importante y no acepto un no por respuesta. Ya está todo listo y el permiso del director ya está dado así que no tienes excusas.

—Pero que rayos… sabes perfectamente que no me gustan esos “eventos” que organizas. Son para gente adinerada que solo van a malgastar el dinero como si fuera algo que se obtiene tan fácilmente.

—¡Eres igual a tu padre!

—Y me siento orgullosa de ello.

—Pues no me importa lo que opines de eso. Es un favor que te estoy pidiendo. Solo ayúdame esta única vez ¿sí?

—Está bien —como era de esperarse esa señora se valía de cualquier cosa para lograr lo que quería. Maite lo sabía pero aun así terminaba cediendo siempre.

En la salida del colegio las esperaba un auto último modelo en color negro para llevarlas al hotel en donde se hospedaba. Uno de los más elegantes del país, por ser una persona importante en el mundo de la moda podía darse el lujo de tener lo que quisiera.

Pasaron un par de horas en arreglarse para el evento que preparó su madre. Que no era otra cosa más que una subasta en la cual tenían planeado una pasarela con las prendas a ofrecer. A Maite no le agradaba perder el tiempo en maquillajes y peinados y mucho menos en ese tipo de fiestas.

Al iniciar dicho evento comenzaron con la pasarela, chicas iban, chicas venían mostrando ropa de marca que se vendían al mejor postor. La madre de Maite, la señora Isabella Scott, hija única de una de las familias más adineradas de Estados Unidos y quien fue modelo en sus años de juventud dejándolo a un lado para ocuparse por corto tiempo de su pequeña hija, ahora ya mayor de edad. Está decidida a buscar un buen partido para ella sin importar lo que opine al respecto. Ese fue el verdadero motivo por el cual la llevo a la subasta. Presentarle un joven apuesto y acaudalado.

—Hija ven conmigo un momento —acudió la señora Isabella hasta el lugar más escondido del salón en donde se encontraba Maite llevándola del brazo hasta donde se encontraban dos hombres. El cabello blanquecino delataba la edad avanzada del primero, pero aun así llevaba con buen porte el traje de gala en color oscuro. Y el segundo un hombre joven y apuesto, demasiado para el gusto de Maite. Alto, delgado y el rostro perfecto como si estuviera hecho a mano y sin errores. En su mano derecha sostenía una copa de vino tinto mientras sonreía ante la conversación que tenía con el señor—. Te presento al Señor Lee Jung Hoon y su nieto el joven Lee Min Ho.

—¡Oh! Así que ella es la jovencita de quien tanto me hablaba. Es muy bonita —expresó el señor Lee—. Es un placer señorita.

—El gusto es mío señor Lee

—Señor, Lee que le parece si le muestro alguno de nuestros trajes. Estoy segura que le encantaran —todo estaba planeado. Esa invitación fue solo una excusa para dejar a los chicos a solas y así pudieran conocerse.

—Así que tú eres la hija de la famosa modelo Isabella. Te pareces demasiado a ella —dijo Min Ho al estar solos.

—Gracias —respondió Maite con una sonrisa forzada. Ese chico no le agradaba para nada y no necesitaba conocerlo, no quería—. Creo que no tenemos algo de qué hablar así que si me disculpas yo me retiro, estas cosas me aburren demasiado.

—¿Sabías que tu madre está planeando casarte conmigo? —anunció el chico al ver que ella se alejaba.


Maite quedo inmóvil ante tal noticia ¿Cómo era posible que su madre hiciera tal cosa sin siquiera informárselo? Aunque, si así hubiera sido, era obvio que ella se negara ante semejante propuesta. Pero aun así debió decírselo. Esa era otra de las cosas que detestaba de esa mujer, que cuando le convenía se hacía llamar su madre, su forma tan irritante de hacer lo que se le venía en gana sin pedir opiniones. Pero esto definitivamente era algo imperdonable.


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