No le bastaba a su progenitora con forzarla a
vestirse tan elegante, cosa que le disgustaba por completo, si no que ahora ya
decidía por ella sobre su futuro. Y con un asunto que para nada debería
tratarse como un juego.
—¿Qué demonios estas diciendo? —ante tal
noticia era imposible contener la cordura y la elegancia.
—Lo que escuchaste —le respondió Min Ho
totalmente serio—. La señora Isabella planea casarte conmigo. Los escuché
mientras hablaban en el estudio de la casa. Pero descuida, a mí tampoco me
interesa aceptarlo. Pero por lo pronto te propongo que hagamos de cuenta que
nos agradamos y les seguimos el cuento de la futura boda.
—¿Pe-pero que estás diciendo?
—¡Tranquila! —dijo de inmediato ante el
rostro de descontento que había puesto Maite—. Sé que no quieres que ella te
presione. Solo así podrás alejarla un poco para que no te asfixie.
—Bueno. Viéndolo de esa manera. Tienes razón
—era cierto. Lo que menos quería Maite era tener a su madre encima tratando de
convencerla de aceptar al chico. Pero… ¿en verdad funcionará?
Después de un par de días sin sentir la
adrenalina y la relajación de estar conduciendo su motocicleta, Seung Hyun
decidió salir del colegio para hacerlo una vez más. Tenía tanta presión sobre
el que necesitaba expulsarla de su cuerpo. Las palabras que la Maestra Miyuki
le había dicho al terminar su clase lo dejaron pesando.
“No
tomes el entrenamiento como prueba para demostrar que eres mejor que otros.
Hazlo solo por ti. Para demostrarte a ti mismo que puedes hacer cualquier cosa”
Tenía razón la señorita, pero aun así no
podía dejar pasar lo que su compañero hizo. Esa burla jamás la olvidaría y eso
lo motivaba a mostrar más empeño en las prácticas. Solo encontraba en la
velocidad la forma de enfrentar y ganarle a las malas experiencias.
En el colegio Miyuki entabla conversación con
su abuelo. El tema… Choi Seung Hyun. Ella quiere saber el motivo por el cual su
abuelo le pidió de favor personal que lo cuidara y ayudara en todo.
—Está bien, hija. Te lo diré. Es mejor que lo
sepas de una vez por todas —el tono de su voz la puso en alerta. Estaba por
recibir una información sobre su pasado y ella lo sabía, pero era lo que estaba
pidiendo—. Seung Hyun al igual que tú sufrió la pérdida de sus padres cuando
era pequeño, más que tú. De la misma manera, en un accidente vehicular. Pero a
diferencia de ti, él quedo completamente solo. No tenía familiares, no tenía a
nadie —la historia conmovió a Miyuki al borde de las lágrimas. Jamás pensó que
ese chico de mirada y apariencia ruda cargara con esa tragedia en su interior—.
Yo me hice cargo de él porque… porque era mi deber. El causante del accidente
fue mi hijo, tu padre.
—¿C-Como? ¿Porque nunca me dijeron nada?
Nunca tuvo problemas con la justicia…
—No, el accidente ocurrió el mismo día que él
falleció. El auto con el que chocó era el de los padres de Seung Hyun.
—¡No, no puede ser! —todo se esperaba menos
eso. Nunca se imaginó que ese suceso también destrozara la vida de su alumno.
Aquel fatídico día su padre había sufrido un
ataque al corazón cuando estaba conduciendo. El dolor que sentía le impedía
controlar el movimiento del auto. Por ende no se percató de otro vehículo que
se dirigía en la dirección opuesta. El choque no fue tan desastroso, lo que
sucedió enseguida si lo fue. Ambos autos por la lucha de los conductores por
evitar perder el equilibrio se volcaron por un precipicio de varios metros de
altura. Dando giros que les provocaba golpes al auto y a ellos más fuerte.
Varias vueltas más se detuvieron mientras que los coches se incendiaban
rápidamente. Sus ocupantes habían perdido el sentido. Momentos después que
llego la ayuda ya era demasiado tarde. Si bien el fuego no consumió los cuerpos
ya nada se podía hacer por salvarlos. Afortunadamente aun pudieron reconocerlos
y lo hizo al llegar a la escena el señor Cho Min Jung quien aún llevaba la
esperanza de que todo hubiera sido una confusión. Sintió el alma partírsele en
mil pedazos, amaba a su hijo con todo su corazón. Una pérdida de ese tamaño era
verdaderamente difícil de aceptar.
—Al saber que los ocupantes del otro auto
tenían un pequeño hijo decidí hacerme cargo de él anónimamente —continuó con
lágrimas en sus ojos el director. Recordar ese pasado era demasiado doloroso—.
Le di estudios, alimentación y un lugar en donde vivir. Después me enteré que
se había escapado de ahí y preferí dejarlo ir —se levantó para dirigirse
lentamente hasta su nieta—. Pero eso no quiere decir que lo abandoné, siempre
lo mantenía vigilado. Cada mes le era entregada cierta cantidad de dinero para
lo que pudiera necesitar —limpió delicadamente con su pulgar las lágrimas
derramadas por su querida Miyuki—. Aunque eso no se comparaba con lo que por
causa del destino se le fue arrebatado.
El silencio se apodero del lugar solo se
escuchaban sollozos de ambas partes. La respuesta de Miyuki hacia el misterio
que rodeaba la preocupación de su abuelo por ese joven había sido revelada pero
de una forma muy dolorosa. Ahora sentía una culpa que la carcomía por dentro.
Su padre sin desearlo le arrebato a ese chico su única familia y siendo hija
por ley de ese hombre sentía la responsabilidad caerle por la espalda.
—¿Ahora entiendes, cariño porque te pedí que
lo ayudaras?
—Sí, abuelo. Te prometo que hare lo que sea
necesario para hacer de él un buen hombre. Tiene mucho talento pero le hace
falta comprensión.
—Así es. Pero ahora tú lo comprendes mejor
que nadie por eso eres la indicada para ello.
—Pero… ¿Qué sucederá si se llega a enterar de
que fue mi padre quien provocó el accidente?
—No lo sé. Te mentiría si te dijera que no he
pensado en eso. Aun así no tengo la menor idea.
Otra preocupación más en los hombres de
Miyuki. Estaba segura que si eso llegase a suceder Seung Hyun no se lo
perdonaría. Al igual que ella llevaba un profundo coraje hacia la vida por
abandonarlo desde pequeño. Pero su odio sería mayor si descubriera que el
accidente no fue del todo “accidente”. Sería
comprensible su reacción incluso ella misma reaccionaria del todo mal ante algo
como eso.
Lo importante ahora era comenzar con la
promesa que le hizo a su abuelo, la de cuidar y proteger a Choi Seung Hyun. Se
dispuso a ir en su búsqueda para charlar un poco, entre más rápido pusiera en
marcha dicha promesa, se sentiría un poco mejor.
Se dirigió a la cafetería para preguntarle a
su compañero de habitación si se encontraba o no.
—Él n-no está en el dormitorio —respondió un
poco raro Sun Woong.
—¿Sabes en donde se encontrará? —continuo
Miyuki.
—N-No, no lo sé.
—Si sucedió algo malo dímelo por favor
—prosiguió la maestra ante la sospechosa actitud del chico.
—Está bien —inhaló profundo para poder
continuar—. Antes de anochecer salió del colegio con su maleta. No dijo nada
solo que ya no soportaba un segundo más en este lugar.
—¿Cómo? —gritó Miyuki. A su mente solo venia
una respuesta. Seung Hyun se había dado cuenta de su conversación con su
abuelo. No. Eso no podía ser posible. O tal vez sí—. ¿A dónde habrá ido?
—Yo sé dónde podría estar —anunció Yeni
acercándose a ellos—. Si gusta la puedo llevar.
Miyuki se apresuró a responderle que sí.
Salieron de la cafetería rumbo a la salida de la academia para pedir un taxi
que las llevara hasta el lugar que le indicaría Yeni. Esperaron algunos minutos
y no había señas de algún taxi próximo. Las luces de un auto las cegaron por
uno segundos para enseguida detenerse frente a ellas. La ventanilla se abrió
lentamente mostrándoles el rostro de Jung Soo cuestionándoles a donde se dirigían.
Yeni contestó de inmediato. Jung Soo les propuso llevarlas hasta ese lugar. Sin
pensarlo dos veces aceptaron. En ese momento para Miyuki era más importante
encontrar a Seung Hyun que los problemas entre ella y Jung Soo.
—¿Y porque van tan lejos? —interrogó Jung Soo
para romper el silencio que los rodeaba.
—Después con más calma te cuento ¿sí? Por lo
pronto apresúrate a llegar.
Eso era “un no te descuides y conduce rápido”
para él.
—¿Estas segura que es este lugar? —cuestionó
Miyuki al llegar y observar un lugar en donde se reunían jóvenes a presenciar
carreras clandestinas.
—Sí, es aquí —confirmó Yeni observando a su
alrededor por si lo encontraba—. Seung Hyun se dedica a participar en las carreras
de motocicletas.
—¿Y cómo es que tú conoces este lugar
jovencita? —preguntó Jung Soo colocando sus manos en sus bolsillos recorriendo
con la vista el lugar.
—Bueno yo…
—Eso no importa ahora —la interrumpió Miyuki
sin girar a verlos—. Hay mucha gente, deberíamos buscarlo por separado.
—Me parece bien. Quien lo encuentre primero
le avisa a los demás —sugirió Jung Soo.
Cada uno tomo un camino. Al parecer ya habían
terminado las carreras de motocicletas y continuaban las de autos. Minutos después
Miyuki sin percatarse ya se encontraba retirada del resto. Tenía miedo ya que
los callejones que se hacían entre las calles estaban por demás oscuros y
solitarios. Estaba dispuesta a regresar cuando escucho pasos detrás de ella. El
miedo aumento y se veía reflejado en su rostro. Bajo su vista hacia el suelo
solo para aterrorizarse mas al observar el reflejo de dos sombras detrás de
ella.
—¿Porque tan solita la princesa? —murmuró uno
de los dos sujetos. Por su voz se percató que estaban ebrios.
Tragó saliva para darse valor y comenzar a
correr pero su paso se vio truncado por el otro sujeto que sin darse cuenta la
detuvo por el brazo. Enseguida la lanzó contra la pared para rodearla sin
dejarle escape alguno. No se iba a dar el lujo de verse como presa fácil e
indefensa. Lanzó manotazos y golpes que pegaban al aire. A pesar del grado de
alcohol que esos dos tipos habían digerido podían moverse más veloz que sus
manos. No perdió el control y continuaba con su defensa logrando por fin darle
a uno y con ello abrirse camino para salvarse. Pasos adelante topo duro contra
alguien. Su mente ya veía perdido el momento de escape. Creía que los sujetos traían
refuerzos. Al levantar su vista una ligera sonrisa de alegría se formó en sus
labios. Su rostro se ilumino al ver esa cara tan familiar.
Jung Soo la observó preocupado pero sin tener
tiempo para detalles se apresuró a dar de golpes contra los otros dos. Logrando
darles en el rostro y el abdomen. Tampoco le fue tan fácil, ambos se
defendieron olvidándoseles lo ebrios que estaban, solo querían no salir tan
heridos. Uno tomó un tronco de un montón de basura que se encontraba cerca y lo
golpeo contra la espalda de Jung Soo haciendo que cayera de rodillas por el
dolor. Miyuki se armó de valor al observar la agresión contra él que sujeto una
botella de vidrio y la rompió con todas sus fuerzas contra la cabeza de quien
lo había herido. Eso había sido todo para los sujetos. Se marcharon al instante
vociferando palabrería y media.
—¿Estás bien? —consultó Miyuki un poco
relajada al verlos irse.
—¿Tú estás bien? —poco le importaba lo que le
sucediera a él. Mientras su querida y amada Miyuki estuviera a salvo él estaría
bien.
Miyuki lo ayudo a levantarse apoyándolo en su
hombro. En cuanto llegarán a otro sitio se encargaría de tratar sus heridas.
Por otra parte Yeni continuaba buscando señales
de vida de Seung Hyun. A unos cuantos metros más delante de ella observo la
silueta de un joven montando en su motocicleta. Sonrió al creer que podría ser
a quien buscaba. Se acercó rápidamente percatándose que el chico se retiraba el
casco de su cabeza. Sus ojos se abrieron grandes al ver el parecido que tenía a
una persona por demás conocida por ella. Ese joven era idéntico a Junho. El mismo
corte y color de cabello e incluso el rostro era similar lo que los
diferenciaba era que Junho siempre llevaba puestos sus anteojos pues no tenía
muy buena vista. Continuó su paso hasta que alguien la tomo del brazo haciéndola
girar al escuchar su voz.
—¿Tú no entiendes verdad?
—¡Seung Hyun! —expresó sonriente al verlo—. No
vine sola. La señorita Miyuki y el profesor Jung Soo me acompañaron.
—¿Y qué hacen aquí?
—La señorita Miyuki te estaba buscando y como
no te encontraron en la academia yo les dije que sabía dónde estarías —cogió su
teléfono celular de su bolsa del pantalón para hacer la llamada acordada.
—¿Ahora qué haces?
—Les aviso que ya te encontré…—más tardo en
marcar que al colgar. Observo a Miyuki caminando lentamente con Jung Soo
recargado en su hombro derecho— ¡Profesor!
Seung Hyun giró al escuchar la manera de
gritar de Yeni. Quedó asombrado pero se despabiló enseguida corriendo hacia
ellos para ayudarlos. Se colocó al lado izquierdo del profesor para ayudar a aligerar
el peso para la maestra. Miyuki ordenó dirigirse al auto para marcharse del
lugar. Al llegar donde lo habían estacionado subieron a Jung Soo delicadamente
para evitar su golpe en la espalda aumentara. Miyuki tomo el volante. Ya había decidido
que no irían al colegio por ahora. Su prioridad era atender a Jung Soo así que
lo llevaría al departamento que le prestó Luang.
Al llegar entraron rápidamente hasta el
interior del departamento Seung Hyun lo acomodó en la cama a petición de Miyuki
quien fue en busca del botiquín de emergencias.
Humedeció un trozo de algodón y dio pequeñas
palmaditas en las zonas con heridas. Una en la parte posterior de su ceja
izquierda, otra en la mejilla derecha y una más en el labio inferior. En esta última
herida su corazón latió rápidamente, su boca se resecó y se le dificultaba el
pasar saliva. Jung Soo la observaba fijamente a los ojos, sentía exactamente lo
mismo, el dolor de su cuerpo había desaparecido en ese instante. Se acercó
lentamente hacia ella, cada centímetro reducido era un aumento en su ritmo
cardiaco. Sus labios se rosaron haciendo que su corazón se detuviera escasos
segundos.
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