En la dirección de la academia se genera una
charla sobre el futuro de los alumnos de nuevo ingreso. Miyuki escucha
atentamente a su abuelo sobre los planes para dichos estudiantes.
—Hija, te pido tu apoyo porque sé que eres la
más indicada para esto —continuaba el Sr. Cho—. Ellos necesitan a una persona
capacitada para enseñarles. Aunque lo ignores, siempre he estado al pendiente
de ti. Sé por todo lo que has pasado y todo lo que has logrado. Estos jóvenes
necesitan ese ejemplo para lograr sus sueños. Muchos de ellos, si no es que la mayoría,
no cuentan con necesario para continuar sus estudios. Me refiero a lo
económico, por esa razón es que les ofrecimos becas para cada uno de ellos.
—Eso lo comprendo, señor
—¿Señor? ¿Ya no soy más tu abuelo?
—Lo siento, es que...
—No te preocupes —le interrumpió el
director—. Ya volverás a decirme así, después de todo eres mi nieta por ley.
—Es verdad —sonrió Miyuki, le alegraba saber
que el señor sentado frente a ella, detrás de ese escritorio, seguía siendo el
mismo de antes—. Solo tengo una petición, ¿puedo cambiar de oficina?
—¿Es molesto para ti compartirla con Jung
Soo? —interrogó ante la petición de su nieta. Pero al observarla bajar la
mirada sin respuesta solo sonrió haciendo un leve movimiento de cabeza. Creía
comprender lo que en realidad sucedía—. Eso
no puedo concedértelo, Jung Soo es un gran chico y será tu compañero en
esta tarea que acabo de darte. Además, así tendrán tiempo para mantenerse al
tanto de lo que ha sido su vida en todo este tiempo. No juzgues a la ligera,
cariño. Hay cosas que desconoces pero con el tiempo comprenderás.
Después de la charla con su abuelo, Miyuki
siente que no puede darle la espalda aunque eso signifique resistir la presión
de estar cerca de Jung Soo. Las palabras de su abuelo resonaban en su cabeza
sin entender absolutamente nada. Se encamino al jardín quedando boquiabierta al
observar las hermosas flores en ese inmenso árbol de cerezo. No podía creer que
aun estuviera ahí después de tantos años, seguía tan vivo. Al igual que los
recuerdos de su infancia y las palabras de despedida del único niño que se
preocupaba por ella.
"Yo te esperaré el tiempo que sea.
Recuerda que hicimos un promesa de al ser grandes casarnos. No lo olvides"
—No fue cierto —decía en voz baja con la vista
clava al líquido transparente de ese lago—. Te casaste, pero no fue conmigo.
Sintió resbalar por sus mejillas lágrimas cálidas.
Aunque intentara esconderlo, el sentimiento en su corazón hacia Jung Soo no había
cambiado nada, al contrario, aumentaba cada instante que lo recordaba.
—No puedo negar que el tiempo te sentó muy
bien. Estas más guapo y maduraste o eso aparentas. En cambio yo... yo sigo
siendo la misma chica sensible y débil. Aunque aparente ser fuerte, solo es por
fuera. Por dentro los recuerdos de mis penas me carcomen poco a poco. Y ahora
le añado una más, el verte como un hombre imposible de amar.
Cerró sus ojos para recordar los momentos
felices justo en ese lugar.
Un pequeño con una flor en su mano corre rápidamente
hacia una niña que juega con el agua del lago. La acaricia lenta y suavemente
queriendo sostener un poco de ella en su mano. Pero es imposible, el líquido
corre por sus dedos hasta regresar a su lugar. Se coloca de pie al escuchar el
llamado del chico que le extiende la mano para entregarle la flor que, a pesar
de tanto correr, se mantiene inalterada.
"Gracias, Jung Soo" responde la infante encantada con
el detalle de su gran amigo.
Sin soportarlo más se deja caer sostenida
solo por sus rodillas dejando fluir libremente las lágrimas que aumentan en
cada segundo.
—Miyuki, el director me pidió que te
acompañara...—La voz del causante de sus lamentos la interrumpe. Solo le resta
ponerse de pie retirando con sus manos las señas de su llanto—, ¿Estas bien?
—cuestiona al verla comportarse extrañamente.
—Sí, estoy bien —responde Miyuki evitando a
toda costa ser vista por Jung Soo.
—Aunque no lo creas me da gusto verte de
nuevo, fue tanto tiempo.
—¿Qué decías sobre el director? —Detuvo rápidamente
cualquier otra palabra que pudiera poner en evidencia nuevamente sus lágrimas.
—Que te acompañara por el resto de tus cosas
y no acepto un no por respuesta.
Por favor solo dame un poco de tiempo a solas
contigo. No pido nada más. Me bastara si solo te veo, si solo respiro el mismo
aire que tú. No sabes cuánto sufrí al no saber nada de ti. No sabía si estabas
bien o si ya te habías olvidado de mí. Hay tantas cosas que necesitamos hablar.
Pensó en sus adentros Jung Soo, pero era difícil
de decirlo abiertamente. No sabía el verdadero sentir de Miyuki hacia él. Después
de todo, la forma en la que dejó de comunicarse con él le daba mucho que
pensar.
Dominando sus emociones Miyuki acepta el
acompañamiento de Jung Soo. Al final de cuentas por más que intentara estar
lejos de él, pisaban el mismo suelo y trabajaban en el mismo lugar.
Subieron a un auto siendo Jung Soo el que
conduciría. Hubo silencio en todo el transcurso del camino. Ninguno encontraba
la forma de iniciar algo de conversación. Jung Soo mantenía un constante
enfrentamiento entre sus pensamientos.
¿Por qué dejaste de comunicarte conmigo?,
No. Eso suena exagerado y molesto. ¿Cómo has estado todo este tiempo?, tal vez.
No. ¡Vamos, Jung Soo solo dile algo!
Pero no era el único, Miyuki se encontraba en
la misma situación.
¿Cómo es que te casaste? ¡Y con mi Min Ah! ¿Dónde
quedo la promesa que hicimos? ¿Por qué me dejaste de escribir? Vamos, Miyuki
eso suena desesperado. ¿Quieres que se dé cuenta que aun sientes algo por él?
Al llegar al departamento de Miyuki, guiado
por la dirección que le había dado el director, se dirigieron hacia el interior
del edificio.
—Tienes un buen gusto —dijo Jung Soo mientras
observaba detalladamente el diseño del departamento.
—¡Gracias! Pero no es mío, es de un amigo que
me lo presto por un tiempo —respondió Miyuki saliendo de la recamara con una
maleta—. ¿Nos vamos?
No se dio cuenta de la expresión en el rostro
de Jung Soo al escuchar sus palabras. Le dolía el pecho de solo oír la palabra
"amigo" de los labios de la persona que, a pesar de todas las cosas,
aun llevaba grabada en su corazón y que no fuera él a quien se refería.
—Te ayudo —se ofreció en un acto de
caballerosidad.
—No hace falta yo pued...—demasiado tarde para responder.
Jung Soo ya había sujetado su maleta, arrebatándosela de la mano.
Al salir hacia el auto que se encontraba
cruzando la calle frente al hotel Miyuki iba pasos adelante de Jung Soo. Sin
darse cuenta un auto color blanco deportivo se acercó demasiado a ella casi al
punto de chocar con su cuerpo. En un reflejo rápido, Jung Soo la tomó del brazo
jalándola hacia su pecho. Sus corazones latían acelerados a la misma velocidad
tanto por el susto como por la cercanía de sus cuerpos. Miyuki abrió lentamente
los ojos que por la impresión había cerrado. Inhalando la esencia que emitía la
camisa de Jung Soo dejándola totalmente inmóvil.
Del auto descendió un joven bien vestido, traía
un traje en color blanco de marca costosa.
—¡Debería ser más cuidadoso! Por poco
ocasiona un accidente —manifestó con enojo Jung Soo
—¿Estas bien, Miyuki? —preguntó alterado el
chico del automóvil dejándolos confundidos.
—¡Luang! —expresó Miyuki separándose del
cuerpo de Jung Soo al percatarse de quien se trataba—. ¿Qué haces aquí? ¿Cuándo
llegaste?
—Acabo de llegar. Lo siento por este
accidente, venia distraído —dijo lamentándose por lo sucedido. Era verdad, no
la percibió a lo lejos y se distrajo al caérsele una pequeña caja en donde venía
un detalle para ella—. ¿Y esa maleta? No me digas que te mudaras, ¿No te gusto
el departamento?
—No, no es eso. El abuelo me pidió que me
quedara en el colegio para ahorrar tiempo.
Sintiéndose menos, Jung Soo se aclaró la
garganta lo suficiente para que Miyuki entendiera su señal.
—Te presento a Jung Soo, el abuelo le pidió
que me acompañara.
—Es un placer —dijo Luang al momento de
extenderle la mano para saludarlo a lo que Jung Soo respondió cortésmente.
—Nos tenemos que ir, el abuelo debe estar esperándonos
—sugirió Jung Soo desesperado por la manera tan cariñosa que se hablaban.
Miyuki antes de despedirse de su amigo con un
beso en la mejilla.
Ante este gesto Jung Soo los observaba con
ojos de furia. No lo podía ocultar… sentía celos. Por su parte Luang se
ruborizo ante el acto de Miyuki, jamás había tenido tal acercamiento con ella y
tenerlo ahora le hacía feliz.
Así que tú eres el famoso Jung Soo. Fue buena
idea venir a trabajar a Seúl. Ahora más que nunca tengo que demostrarle mis
verdaderos sentimientos a Miyuki. No permitiré que la vuelvas a lastimar. Ya no
está sola, me tiene a mí para protegerla.
En los dormitorios de los chicos Jaejoong se
prepara para salir a dar un paseo con Verónica y Gina.
—¿Quieres venir conmigo? —le propusó Jaejoong
a su mejor amigo Geun Suk.
—No lo creo, prefiero dormir un poco.
—Bien, entonces les diré a Gina y Verónica
que solo iremos nosotros
—¡No! Pensándolo bien, voy contigo —se levantó
de la cama rápidamente al escuchar el nombre de Verónica—. Seria aburrido si no
salgo antes de que comiencen las clases.
—Tienes razón. Muchas gracias por ayudarnos
con los papeles para Verónica. Sé lo que eso significa para ti. Por eso te lo
agradezco aún más.
Geun Suk solo sonrió ante las palabras de su
amigo. Un par de días atrás antes de finalizar las inscripciones Gina se
preguntaba como podrían hacer para que su amiga Verónica entrara estuviera en
el colegio sin necesidad de esconderse eternamente. Ante ello con todo el
sufrimiento de su alma Geun Suk se ofreció a darle los documentos oficiales de
su novia que murió en ese accidente o eso creía antes de ver a esa chica tan idéntica
a ella. De ahora en adelante su nombre oficialmente seria Verónica. No tendrían
problema alguno con las identificaciones ya que, quien las viera, no dudaría ni
un segundo en que se trataba de otra persona.
Jaejoong los llevó hasta el centro de Seúl para
que conocieran más de la ciudad. Vieron aquí y allá, tiendas de ropa, comida,
accesorios, entre otras cosas. El hambre los hizo detenerse un momento para
comer en un pequeño restaurant en donde ordenaron kimchi. Verónica quedo
encantada con el platillo haciéndose este su comida favorita hasta ahora.
Después continuaron su recorrido por otras
tiendas. Verónica se separó un poco de ellos al observar un anillo que llamo su
atención. Era elegante pero discreto, justo como le gustaban. Geun Suk no perdió
de vista ni un segundo los movimientos hechos por ella. Cada expresión en su
rostro le hacía recordar a su amada. Al verla maravillarse con ese objeto
sonrió enternecido. De inmediato recordó lo que aun guardaba en su bolsillo y
que siempre intentaba no dejarlo. Esa pequeña caja de terciopelo en donde
resguardaba ese brillante anillo que no pudo entregarle a su novia. Tomó la
caja en su mano mientras observaba de nueva cuenta a Verónica. Un pensamiento pasó por su mente.
Entregarle ese preciado objeto a ella para así sentir que realmente se lo
entrego como el quería. Se detuvo al primer paso que dio. No podía hacerlo. No debía.
¿Qué pensaría ella? Volvió a guardarlo. Tal vez en otra ocasión lo haría.
En un instante Jaejoong y Gina habían
desaparecido de sus ojos al igual que Verónica. Asustado más por ella que por
él, se encamino hacia donde la había visto escasos segundos. Varios pasos más
adelante en donde giraba una calle la vio observando algo en el aparador de la
tienda. Se acercó lentamente hacia ella con un suspiro de alivio por
encontrarla. La sensación que tuvo al no verla fue algo similar a cuando se
sintió alejado de su novia.
—¿Te gusta? —interrogó al estar junto a ella
y observar un hermoso dije plateado en forma de mariposa.
—Es muy bonito —respondió sonriendo Verónica
sin desprender la mirada del dije.
—¿Lo quieres? Lo podemos comprar.
—No, no es necesario.
—Anda, vamos —La tomó de la mano para
dirigirse al interior del local.
Al tocarla suavemente sintió un choque de
electricidad recorrerle todo el cuerpo. Justo la misma sensación que la primera
vez que toco la mano de su fallecida novia. De igual manera ella sintió lo
mismo pero lejos de molestarse se sintió bien al tocarlo. Algo que no
comprendía en ese instante pero poco importaba hacerlo.
Geun Suk pidió que le mostraran el dije que
le había gustado a Verónica y enseguida lo compró como un regalo especial para
la chica que, aunque negándose repetidamente, terminó cediendo ante la
constante suplica de su parte.
Acto seguido, ya fuera de la tienda, se
ofreció a ayudarle a ponerlo en su cuello. Totalmente ruborizada ella acepto
sintiendo un hormigueo en su cuerpo al sentirlo tan cerca.
En ese instante la lluvia comenzó a caer
repentinamente en gran cantidad. Geun Suk preocupado por ella la tomo
nuevamente del brazo para correr a refugiarse.
—¡No! —dijo deteniendo su paso—. Me gusta
sentir la lluvia. Es fresca y relajante.
Geun Suk quedo en silencio solo observándola
fijamente. Otra cosa más en la que eran idénticas. A ella también le gustaba
sentir la lluvia cayendo sobre su rostro y decía exactamente las mismas
palabras.
Se acercó lentamente hacia ella, hasta quedar
frente a frente. Ambos se miraban uno al otro. El tiempo se había detenido para
ellos. En ese instante solo estaban los dos en ese lugar. Geun Suk llevó sus
manos al rostro de ella. Acarició suavemente sus mejillas mientras la
contemplaba pacíficamente. Pero llegó a un punto en donde no pudo resistir más
y posó sus labios en los de Verónica quien solo quedo con los ojos abiertos de
la impresión por un par de segundos hasta que se dejó vencer por lo que su
corazón gritaba en ese momento. Aceptar la cercanía de Geun Suk.
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